Wednesday, February 28, 2007
¡AÚN HAY PLAZA, CIUDADANOS!
A la vista está el aniversario del primer año del gobierno de Michelle Bachelet, como lo está la plaza de la Ciudadanía envallada, vigilada y vacía desde hace medio año. Desde el 10 de septiembre cuando personas, nunca identificadas, aprovecharon el paso de una manifestación conmemorativa del 11 de septiembre por el costado de La Moneda, arrojaron una “molotov” sobre una de sus ventanas.
Un contrasentido es restringir a los ciudadanos esta plaza “de la Ciudadanía”, por parte de un gobierno que desde su comienzo planteó la rehabilitación del ciudadano hasta entonces minusvalorado por una Constitución que conserva aún huellas de la llamada “democracia protegida y eficiente” o por estilos tecnocráticos en el ejercicio de gobierno.
Demasiado castigo para los ciudadanos estos seis meses, a no ser que la plaza haya sido abolida por su no uso transformándose, como una vez le escuché decir a uno de sus vigilantes, “en un área de seguridad interna de la sede del Gobierno”. De ser así podría hacerse explícito de que la plaza ha pasado ser el cuarto patio de La Moneda.
La idea original de la plaza era la creación de un híbrido lúdico y cívico. El paseo y el acontecimiento. Recogía la memoria de la Alameda histórica: el paseo familiar, el juego, el encuentro amistoso junto a la manifestación social, cultural y política. Una plaza polivalente, concurrida por la diversidad de la ciudad.
Toda una representación de la modernidad (o posmodernidad, si se quiere), en un contexto de transparencia que se prolongaba hasta la Plaza Almagro. Pero, la idea ha sido intervenida por el dominio de la estética del orden y la seguridad, donde la expresión humana se excluye; el lugar se convierte en un no-lugar: espacio desocupado, de restringido tránsito de peatones. Lo visible es el policía que vigila e inhibe, imponiéndose un vacío monumental; lo contrario a una estética formada con la presencia de la diversidad, del movimiento, de la expresividad cívica, propio de una cultura democrática.
La Presidenta Bachelet, levantada por una amplia ciudadanía entusiasta, esperanzada, más que por la estrecha esfera política abúlica, conformista, podría pensar en como devolverle este espacio histórico y renovado a los chilenos. Bien podría ensayar algunos pasos, como sostener “diálogos ciudadanos” al aire libre, aprovechando las características semiduras del lugar. Una plaza abierta a sostener encuentros cívicos donde se pregunta, se escucha, se responde, se explica, se critica, se propone.
Uno de los métodos que aconsejan para superar el temor ciudadano a la intimidación y a la agresión es el uso del espacio público: calles, pasajes, plazas y así inhibir la acción violenta. La ocupación lúdica y cívica de la plaza por los ciudadanos y de éstos con sus representantes podrían forjar una identificación con el lugar, indispensable para su defensa social ante la acción del malhechor y del inurbano.
Saturday, February 10, 2007
EL LADO OSCURO DEL EJÉRCITO
La dictadura de Augusto Pinochet envenenó al ex Presidente de la República, el democratacristiano Eduardo Frei Montalva. Una verdad que, poco a poco, se va trasluciendo de los textos que acumulan los 13 volumenes del expediente que lleva el juez Alejandro Madrid. Observar las evidencias (los hechos) induce a volver la mirada hacia el Ejército, entonces manipulado por su Comandante en jefe, el dictador.
En esta ocasión, la dictadura no usa su policía secreta (la CNI), sino pone en acción la Inteligencia del Ejército (la DINE), una estructura institucional. La condición de la víctima. postrada en una clínica, no requería de un operativo estridente, intimidatorio, violento, sino de una acción encubierta desplegada con habilidad, fineza, inteligencia. El arma empleada no necesitaba simbolizar fuerza, poderío, orgullo, sino debía ser discreta, silenciosa, confusa.
La denuncia judicial por homicidio, presentada por la família Frei, apunta a la inteligencia militar y a civiles. La mira está puesta hacia el personal de la DINE y personal médico, que transitaron día y noche alrededor del entonces principal líder de la disidencia democrática. En la presentación relucen las palabras “homicidio” y “gas mostaza”, el arma empleada.
Un arma química de exterminio masivo como la que usaron los soldados estadounienses contra los vietmamitas a fines de los 60 y comienzo de los 70 o la empleada por los soldados del Ejército de Sadam Husein en la campaña contra la población kurda entre febrero y septiembre de 1988, cuando el ex dictador gozaba del apoyo político y militar del gobieno republicano de Estados Unidos durante la guerra contra Irán.
La misma arma química es usada contra Frei Montalva. El honor del Ejército chileno está comprometido. La defensa de la família Frei acusa a la institución de no prestar colaboración con el juez. En su momento, el Comandante en jefe, Juan Emilio Cheyre lo desmintió, en términos semejantes a los que esgrimieron, ante otras demandas, sus antecesores Izurieta y Pinochet.
El “nunca más” que pronunciara Cheyre en su ejercicio, queda en una retórica vana si no se la acompaña con una actitud valiente para encarar delitos pendientes que tocan a la institución, como el caso del homicidio de Frei Montalva.
El Ejército es una institución del Estado, por lo tanto, con discreción y firmeza algún rol debiera jugar el Gobierno, en particular la Presidenta de la República. Hay una “razón de estado” para ello si consideramos que ésta no opera sólo para opacar ciertos hechos que comprometen intereses superiores, sino también para transparentar hechos que comprometen valores superiores.
La verdad incomoda al ver como el hombre está envenenando el planeta Tierra. También lo es reconocer los rostros que desde la primera línea y la trastienda intoxicaron letalmente al ex Presidente de la República.
El hecho sucedió justo a la mitad del régimen dictatorial, cuando la sociedad civil y política, reprimida, apenas se expresaba. La primera denuncia responsable la hizo Carmen Frei desde su asiento en el Senado, en octubre de 2002 y, a pesar de reportajes y entrevistas aparecidas en The Clinic, Televisión Nacional y Canal 13, más las informaciones de la defensa de la família y de su principal miembro, el ex Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle en el 2006, la sociedad civil y política apenas se expresa. La indiferencia parece ser más cómoda.
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