Gran Bretaña y España reaccionan diferentes ante las demandas
independentistas de Escocia y Cataluña. Tras el referéndum escocés, la agenda
española pone en la mesa: impugnación constitucional, enjuiciamiento a
autoridades catalanas e intervención de la autonomía. Mientras tanto, luego de la
multitudinaria movilización social en Barcelona, se pone a prueba la cohesión de la
unidad política del soberanismo catalán.
democracia y autoritarismo
Los escoceses podrían ser
independientes un 18 de septiembre. Lo serían a través de un referéndum
democrático vinculante. La previsión es que el resultado será por la mínima. Tan es así que
los dirigentes británicos David Cameron, conservador, Ed Miliband, laborista y
Nic Clegg, liberal demócrata acordaron, a 48 horas del referéndum, ofrecer más autonomía
fiscal a Escocia.
Muy diferente es el aire que
corre por España. El Ministro de Asuntos Exteriores, José María García
Margallo, planteó la posible suspensión de la autonomía de Cataluña, un virtual
“golpe legal” al gobierno, si sigue adelante con la convocatoria de una
consulta soberanista, no vinculante, para el 9 de Noviembre (9N).
Por un lado, la competencia abierta
y democrática entre ingleses y escoceses y, por otro, la incompetencia democrática
del gobierno español contra la voluntad de los catalanes de votar, más de un 70%
de los ciudadanos, según las encuestas y las dos terceras partes de sus
representantes en el Parlamento.
“mayoría ciudadana” movilizada…
La amenaza autoritaria surge
cinco días después que más de un millón de personas, por tercer año
consecutivo, se manifestaran en el Día Nacional de Cataluña, el 11 de
septiembre, a favor de la consulta y de la independencia de Cataluña.
En 2012 fue una multitudinaria
marcha por calles de Barcelona hasta el Parlamento catalán para pedir la
apertura de un proceso soberanista; en 2013 fue una cadena humana que cubrió
400 kilómetros de territorio catalán, ahora, en 2014, fue una gigantesca “performance
cívica”.
Ésta consistió en la formación de
una gigantesca V (“voluntad”, “votar”, “victoria”) con la participación de más
de 550 mil personas inscritas previamente, que se desplegó, con los colores de
la bandera catalana, en tramos previamente establecidos, a través de la Gran
Vía de las Cortes Catalanas y de la Diagonal de Barcelona, una extensión de 11
kilómetros.
… frente al Estado español
Delante de esa multitud, la
presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carmen Forcadell aseguró:
“ganar el 9N está exclusivamente en nuestras manos” e instó al Presidente
catalán Artur Mas a que ese día “ponga las urnas”.
El desafío soberanista se expresó
en las palabras de la presidenta de Òmnium Cultural, Muriel Casals: “la
voluntad democrática en las urnas está por encima de la opinión de un tribunal
partidista”, en alusión al Tribunal Constitucional (TC), la mayoría de sus
miembros nombrados por un pacto entre el Partido Popular y el Partido Socialista
Obrero Español.
Forcadell, consciente de
dificultades políticas en el campo soberanista, planteó a los representantes de los partidos
soberanistas (el 64% de los parlamentarios catalanes) que “dejen de lado los
intereses de partido” y “sean dignos del pueblo que los ha votado”.
Oriol Junqueras (ERC) se ofrece a entrar al Gobierno, Presidente Mas, acepta conversar |
el frágil consenso político
A 72 horas de la reivindicativa y
festiva manifestación en el espacio público barcelonés, el aire se enrareció en
el espacio mediático. Oriol Junqueras, líder de la independentista Esquerra
Republicana (socialdemócrata) planteó la “desobediencia civil” si la consulta
es impugnada y Josep Antoni Duran Lleida, líder de la con-federalista Unió
Democràtica (socialcristiana), respondió: la “desobediencia de la ley rompe la
unidad y le pega un tiro en el pié al proceso”.
Paradojalmente, desde diciembre
de 2012, ERC y UDC son aliados, junto a Convergencia Democrática de Catalunya
(CDC) del Presidente Mas, al suscribir un pacto de estabilidad de gobierno aún
vigente. La disputa refleja la fragilidad del consenso, como lo
reconociera Mas, entre los partidos soberanistas pro consulta. Todo ello cuando no hay ley de
consulta (se aprobará este viernes 19), convocatoria a las urnas (que sería
la próxima semana), ni impugnación de Madrid.
la voluntad política y la reacción
En el debate de política general,
desarrollado estos días, los cuatro grupos políticos (seis partidos)
soberanistas resolvieron presentar un voto que solicita al Presidente Mas a que
convoque la consulta “con todas las garantías democráticas y de participación
posibles” y le demanda que consulte al pleno del Parlamento cuando las
circunstancias del proceso democrático para decidir el futuro político de
Cataluña lo requieran.
El Presidente español, Mariano
Rajoy anunció que las medidas para actuar están resueltas. En caso de
convocatoria, recurrirá al TC, que lo acogerá, suspendiendo la consulta. De
seguir ésta adelante, el Fiscal General del Estado –que ya ha convocado a los
fiscales en Cataluña para instruirlos- llevaría a funcionarios, incluido el
Presidente Mas, ante la justicia y como último recurso se intervendría políticamente
la autonomía con la instauración de un delegado del gobierno.