El juicio contra los asesinos del ex Presidente Eduardo Frei Montalva es un test para: re-conocer fisonomía moral predominante en Chile; comprobar si el alto
mando del ejército sigue con espacios a los que autoridades del Estado no
pueden acceder y, ver si los partidos políticos, especialmente,
los de la Nueva Mayoría (NM) reconsideran el camino de la desmemoria,
anulando algo tan vigente como el decreto ley de amnistía de 1978.
Alejandro Madrid, 13 años como instructor de la causa por homicidio del ex presidente de la república, Eduardo Frei Montalva |
La memoria de Eduardo Frei
Montalva parece no suscitar nada, cumplidos 34 años de su asesinato. Frei fue un
líder reconocido como reformista y modernizador; también controvertido en la
derecha, la izquierda y en su propio partido. Justificó el golpe de estado
contra la Unidad Popular de Salvador Allende y, años después, se puso al frente
de la oposición a la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.
Entonces, como dice la ex senadora Carmen Frei, su hija: “fue su sentencia de muerte”, cuando tras encabezar el No a la Constitución de 1980, dedicó sus esfuerzos a preparar un movimiento para terminar con la dictadura, entre otros, con el líder sindical Tucapel Jiménez, asesinado por agentes de la dirección de inteligencia del ejército (DINE), un mes después que Frei, en febrero de 1982.
El silencio de “la inteligencia del ejército”
Después de la lectura de las 14
mil hojas, en 47 tomos, de la investigación del juez Alejandro Madrid, sobre la
eliminación de Frei, su hija no duda: “fue una operación de inteligencia del ejército”,
mientras el comandante en jefe, general Humberto Oviedo niega, cuantas veces le
preguntan, que el ejército tenga información sobre el caso, contradiciendo declaraciones
que constan entre los folios del expediente reunido por el juez durante 13 años.
Asoma de nuevo “el pacto de
silencio institucional” denunciado, en julio pasado ante un tribunal, por un ex
conscripto integrante de la patrulla del ejército que quemó a Rodrigo Rojas y Carmen
Gloria Quintana, en 1986. La revelación conmovió a la opinión pública y la presidenta
Bachelet, después de una entrevista con la sobreviviente de esos hechos, hizo un
llamado a romper ese silencio, sin embargo éste continúa rigiendo en la
institución militar, ante la impotencia del gobierno y la pasividad de los
partidos de la Nueva Mayoría.
El alto mando del ejército es un obstáculo
para completar el trabajo del juez Madrid: establecer identidades y
responsabilidades penales de quienes planificaron y materializaron la
eliminación del ex Presidente de la República. Por ahora, son seis los
inculpados: el médico del ejército, Patricio Silva, el agente de la CNI y el
DINE, Raúl Llillo y el agente de la CNI, Luis Becerra, coautores; el médico de
la DINA y CNI, Pedro Valdivia, cómplice y los doctores de la Pontificia Universidad
Católica, Helmar Rosenberg y Sergio González, encubridores.
“nunca más” o más, nunca
Al proceso judicial, que podría
revelar situaciones muy perturbadoras, se le interpone ese silencio disciplinado del general Oviedo, manteniendo
al ejército como prisionero de su pasado. Una decisión que asfixia el
pronunciamiento del nunca más de uno de sus antecesores, el general Juan
Emilio Cheyre, en noviembre de 2004.
Tal declaración, la hace paracer, once años
después, un acto de exculpación en vez de una promesa de regeneración;
más aún si en este largo tiempo no se han tomado medidas coherentes con la palabra
expresada: ni se ha apartado de las
filas a oficiales y suboficiales implicados en secuestros, torturas, homicidios
y desapariciones de cuerpos, ni se ha degradado a los generales Pinochet y
Contreras, reconocidos como los máximos responsables de los crímenes de lesa
humanidad, ni se ha colaborado en plenitud con los jueces a cargo de causas de
derechos humanos.
La ausencia de la NM
La presidenta Bachelet y el
presidente Piñera dijeron que harían todo lo posible por lograr la verdad y
justicia en el caso Frei. Nunca se ha sabido qué hicieron y con qué resultados.
La comisión de Defensa de la Cámara de Diputados tragó el silencio del general
Oviedo luego que le formulara preguntas sobre el caso, en septiembre pasado. La Democracia Cristiana, decidió hacerse parte
de la causa por el homicidio del ex presidente hace tres meses y medio.
Los presidentes de partidos de la
NM, a excepción del demócrata cristiano, no concurrieron al acto de la
conmemoración de su muerte, por envenenamiento lento el 22 de enero de 1982. Una
oportunidad para que los partidos que sí estuvieron con Frei Montalva en el Caupolicán
de 1980 -en común- dijeran algo para que el inminente juicio acabe con el
reconocimiento de quién mató a Frei y deje fluir más justicia reparadora en un país
en que aún se espera saber dónde están muchos de sus hijos.