A 10 días de las elecciones, los españoles, cargan con una crisis que lleva 8 años, gobernados por un partido sumido en la corrupción, reaccionan: hunden el bipartidismo de
conservadores y socialistas, sostén de la Constitución pactada entre
franquistas conversos y demócratas. Pero, el PP y el PSOE no terminan de
creérselo. En estas segundas elecciones, en seis meses, las disyuntivas de los partidos de nuevo serán: mantener statu
quo con ajustes o cambiar la orientación política hacia un nuevo pacto constitucional, o una opción, a la que se le teme, pero factible, más aun si no se ha aprendido a leer lo que votan los ciudadanos, como es la de convocar a terceras elecciones.
¿con quién pactará usted?
El debate de cuatro candidatos a
presidente de gobierno de España, a 14 días de los comicios, despejó el sentido
del voto de los ciudadanos españoles el próximo domingo 26 de junio (26J): O votan por un gobierno de Gran Coalición
conservadora – liberal – socialista, con la variante de un gobierno de derecha
minoritario, o lo hacen por un gobierno de Coalición Progresista, de unidad
popular (Unidos Podemos) - socialista.
Ante más de 10 millones de
telespectadores, los periodistas preguntaron a Mariano Rajoy Pedro Sánchez,
Albert Rivera y Pablo Iglesias con quién pactarían después del 26J. Rajoy, sin entusiasmo,
planteó buscar un acuerdo de gran coalición, pensando en el Partido Socialista
(PSOE) y Sánchez eludió, sin vergüenza, contestar, enhebrando un discurso inverosímil:
que el PSOE salía a ganar, como si se tratara de un partido de fútbol.
Rivera, que ya suscribió un pactó
con el PSOE, en marzo pasado, para investir como presidente a Sánchez, se
pronunció a favor de una gran coalición, pero sin Rajoy (un 57% de los votantes
del Partido Popular (PP) aceptarían reemplazarlo, según un sondeo del diario El
País), única manera de intentar que los socialistas puedan al menos abstenerse
en la investidura. Iglesias fue definitivo: queremos un gobierno de coalición
con el PSOE.
la alternativa conservadora
La Gran Coalición es una fórmula
política destinada a dar estabilidad al sistema. El principal referente es
Alemania con el gobierno de la democracia cristiana y la socialdemocracia. En
el mismo sentido se ha configurado la gobernanza europea, con una Comisión
encabezada por conservadores,
acompañados de liberales y socialistas. Mientras la Coalición Progresista surge
como una fórmula alternativa, que alude a cambios que reorienten el curso
político, económico y social en España, una opción nueva, sin referentes en
Europa.
De acuerdo a las encuestas, la
Gran Coalición, de momento, sólo puede ser encabezada por el PP, que supera en
8 a 9 puntos al PSOE y el concurso de Ciudadanos, cuarto en las encuestas con
el 15-16% de los votos. Hasta ahora, el PSOE y Ciudadanos han sido claros en
rechazar el liderazgo de Rajoy, pero podría variar si el PP acuerda desplazarlo,
abriendo así, una negociación.
Pero, además, la alternativa de estabilidad
requiere de un cambio político en el PSOE. Si se confirman los sondeos, los
socialistas ocuparían, por primera vez en 39 años, el tercer lugar, (4 a 5
puntos por detrás de la unidad popular de Podemos-Izquierda Unida y las confluencias
catalana, valenciana, gallega y mallorquina), lo que muy probablemente acabaría
con el liderazgo de Pedro Sánchez, como ya se intentó en enero pasado, después
de las elecciones del 20D, en las que el PSOE obtuvo los peores resultados
desde 1977.
Su rival interno, la presidenta andaluza,
Susana Díaz, apoyada por la mayoría de los barones del PSOE y la simpatía de la
“vieja guardia”, en la que sobresale el ex Presidente Felipe González, en la
proclamación, en mayo pasado, le puso exigencias
muy difíciles de cumplir: “para que el PSOE gobierne tiene que ganar las
elecciones y si ganamos con Pedro Sánchez, será presidente en una semana”. La
Gran Coalición sería un pacto PP, PSOE y Ciudadanos, sin Rajoy y sin Sánchez.
la alternativa progresista
La alternativa de Coalición
Progresista está en auge. Los pactos de Podemos, de Pablo Iglesias, con las
confluencias de diferentes territorios se confirmaron sin contratiempos, y se
agregó la alianza con Izquierda Unida, que con el 3,6% y 923.000 votos, en el
20D, superaría la votación socialista y lo más probable en número de escaños.
Otro elemento que estimula a la alternativa
progresista es la delantera que han tomado los partidos situados a la izquierda
respecto de los de la derecha: Unidos Podemos y el PSOE podrían reunir entre
166-172 (a cuatro votos de la mitad más uno -176) y el PP y Ciudadanos entre
156-160, según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS),
realizada a 17 mil personas a comienzos de junio.
Sin embargo, la formación de un
gobierno de coalición progresista es poco probable, porque con el golpe anímico
y político que recibiría el PSOE siendo tercero, difícilmente podría asumir un acuerdo liderado por Pablo Iglesias, más
aún, si ni siquiera Sánchez pudo, o no lo dejaron, liderar un gobierno de
coalición con Iglesias después del 20D.
el miedo, del PP y del PSOE
En todo caso, es casi seguro que el
PSOE quedará con las llaves para inclinar los resultados hacia uno u otro tipo
de gobierno: si de Gran Coalición o un gobierno minoritario de derecha mediante
la abstención socialista, con la perspectiva de nuevas elecciones en un medio plazo
o un gobierno progresista compartiéndolo con Unidos Podemos, sea Sánchez o
Iglesias presidente.
Tras el debate de los candidatos,
aparentemente sin efectos importantes, se intensifica una campaña donde ya
surge el miedo como un componente destacable: El PP llama a elegir: Rajoy o el
caos, la alianza de Podemos e Izquierda Unida y confluencias, y Sánchez, tras su fracaso en el debate, el
peor evaluado por los ciudadanos en las redes y los expertos, acude al factor
emocional: infundir el temor a que la izquierda sea dominada por los que ya alguna vez mencionó: “la extrema
izquierda” de Podemos liderada por Pablo Iglesias.
Pase lo que pase, gobierne quien
gobierne algo sí importante ha cambiado en la política española: la
confirmación del fin del bipartidismo que daba estabilidad a la Constitución de
1978, marcada por los temores a la involución franquista de entonces, y que el
PP ha degradado haciendo irreconocible sus rasgos sociales, descentralizadores
e incluso erosionando las garantías a la libertades ciudadanas, con leyes de
corte autoritario.
El 76% de españoles pierde el miedo
Los españoles que viven su octavo
año de crisis económica, social, y política, aumentada por la corrupción sistémica
del PP y su autoritarismo, de baja intensidad, contra las instituciones
catalanas, han reaccionado. Según el barómetro de Metroscopia de junio, El 76%
considera positivo que los partidos políticos busquen alianzas de gobierno pese
a las incertidumbres y complicaciones, pero los “partidos mayoritarios”, el PP
y el PSOE no acaban de aceptarlo del todo y aún se resisten a asumir sus consecuencias.