La historia continua. Se escribe y reescribe. Fluye en penumbra, unas veces; a plena luz, otras. Por un tiempo lo hace apenas como un rumor, inaudible y, de pronto ruidosa, hasta a inquietar. Nada pareciera detenerla y cuando presumimos que ha llegado a su fin (el fin de la historia), la misma, sin aviso, nos sorprende. Esa historia se comprende cada vez más a través de “pequeñas historias”, relatos de muy diferentes voces decididas a librarse de sus propios miedos, después de un tiempo prolongado.
“Era una cosa que guardé de tantos dolores que me vinieron en esos tiempos (…) mis hijos me decían por qué no contaba lo que había visto, pero no podía”, cuenta la pobladora Mónica Salinas 36 años después de esa madrugada del 18 de septiembre de 1973 cuando vio cuatro cuerpos arrojados junto al muro de un cementerio, entre los que reconoció el del cantautor Víctor Jara.
“Culmina una compleja misión (de 9 años) para reivindicar plenamente como jefe militar y soldado de excelencia a un distinguido comandante en jefe cuyo recuerdo ha estado largamente ausente en los cuarteles militares (más de 30 años)”, revela el jefe del ejército, general Óscar Izurieta al inaugurar el Campo Militar San Bernardo que lleva el nombre del ex Comandante en Jefe del Ejército, general Carlos Prats González, asesinado por la policía secreta de la Junta Militar de Gobierno en septiembre de 1974.
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