Saturday, August 15, 2009

VIENTOS DE AMÉRICA DEL SUR

Los gobiernos de la América del Sur están inquietos. El despliegue de tropas estadounidenses en siete bases colombianas dispara la incertidumbre en la región. Los presidentes integrantes de UNASUR, en forma imprevista, se autoconvocan para reunirse extraordinariamente en San Carlos de Bariloche, luego de escuchar de boca del Presidente Chávez que dicha operación militar podría derivar en tragedia.

En marzo de 2008, tropas colombianas ingresaron en forma ilícita a territorio ecuatoriano matando a 16 combatientes de las FARC, entre ellos a su número dos, el comandante Raúl Reyes. Desde entonces las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Colombia están rotas, a pesar de la labor mediadora de la OEA.

Recientemente, el gobierno de Colombia acusó a Venezuela de desviar armamento hacia la guerrilla: La respuesta fue congelar las relaciones (la quinta vez en este siglo) y amenazar con aplicar medidas económicas (corte de suministro de petróleo, nacionalizaciones de empresas, interrupción de intercambios comerciales) que afectarían intereses colombianos.

En este contexto, se filtran las avanzadas negociaciones entre los gobiernos de Obama y Uribe para fortalecer la presencia militar estadounidense en Colombia aprovechando el cierre de la base militar de Manta (Ecuador), luego que el gobierno de Ecuador cancelara el acuerdo militar con Estados Unidos de 1999.

Tropas estadounidenses en el epicentro de un conflicto que compromete a tres países, dos de los cuales –Venezuela y Ecuador- son aliados y que, tras procesos constituyentes, desarrollan políticas, con sus particularidades, contrapuestas a los moldes establecidos por Washington.

El argumento del nuevo pacto militar es combatir a un ejército guerrillero de 45 años de data y el negocio del narcotráfico, insoluble desde hace 30 años. Pero, las desconfianzas recargadas de los gobiernos de Chávez, Correa y de Morales, se vislumbran en otros como Brasil.

El Presidente Lula ha propuesto a que los presidente de UNASUR dialoguen cara a cara con el Presidente Obama, en la cita en Argentina, con el fin de conocer qué tipo de relaciones desea Estados Unidos con América Latina y discutir el tema de las tropas estadounidenses en las bases colombianas.

Como el golpe militar en Honduras, el pacto militar colombo-estadounidense adquiere una dimensión multilateral. En el primero opera la institucionalidad de la OEA, en la segunda la prudencia política de UNASUR, la misma que actuó para colaborar en la solución a la crisis institucional en Bolivia hace un año.

No obstante, la vara del desafío actual es mucho más alta. Como lo expresara el Presidente brasileño: “vamos a tener que ponernos de acuerdo respecto al futuro de la Unasur, porque debe haber una relación amistosa entre nosotros, un grado de confianza y de sinceridad, de lo contrario se corre el riesgo de crear un club de amigos rodeado de enemigos en vez de una institución de integración”.

¿Es posible desarrollar una instancia donde convivan diferentes posiciones entre gobiernos sudamericanos que se perfilen en el mundo en forma independiente y en diálogo con el gobierno de Estados Unidos?

Promete el próximo capítulo que escribirán los presidentes el 28 de agosto en San Carlos de Bariloche. El paisaje de sus lagos, bosques y montañas, en un clima frío y por donde atraviesan sin pausa vientos del Pacífico, ¿atempererarán las formas de Chávez, sincerarán el alma de Uribe, afinarán la personalidad de Correa, estimularán la vivacidad de Cristina, activarán los latidos del corazón de Lula?

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