La cientista política Susan
George describe, en el Centro El Born de Barcelona, una Europa desdibujada en su
identidad democrática. La Unión Europea, en manos de la clase de Davos,
deambula con políticas neoliberales. En seis años de crisis, el resultado es la
desafección ciudadana hacia conservadores y socialistas y el temor de un gran auge de la ultraderecha en
las elecciones del Parlamento europeo.
Susan George afirma que Europa está siendo despojada de su identidad democrática |
hacia una europa neoliberal
El alma activista de la cientista política, Susan George, de origen
estadounidense (1934) y ciudadana francesa (1994), avivó a los asistentes,
cuando preguntó cuántos habían votado en las elecciones europeas de 2009. Sorprendida,
al ver centenares de manos alzadas, incrédula, volvió a preguntar por los que
votarían en las próximas, entre el 22 y 25
de mayo. La escena se repitió
La consulta traslucía angustia: “Europa
dice ser democrática, pero no lo es”. Abandona su seña de identidad que la
distinguió como “un faro para el resto del mundo”, con un sistema con más
igualdad y redistribución de social que otros; con una salud y educación
universal, con universidades de excelencia y, con revoluciones reales, como la
francesa.
Una muestra de falta de
democracia es la forma de gobernar de la Comisión Europea (CE), representando a
todos los Estados: para definir el Tratado de Libre Comercio con Estados
Unidos, el 93% de sus reuniones han sido con representantes o lobistas de las
grandes corporaciones y el 7% con representantes sindicales, ecologistas u
otras asociaciones.
gobiernos “en los bolsillos” de la clase
de Davos
La CE contempla formar en el
Tratado un sistema de arbitraje privado para determinar el monto de indemnizaciones producto de disputas comerciales entre gobiernos y compañías privadas.
Contenidos que marcan la dirección anunciada por el subtítulo del Informe
Lugano II (2012): “Esta vez, vamos a liquidar la democracia”,
Esta fue la conclusión de Susan
George después de quedar defraudada de los gobiernos europeos: “yo creí en 2008 que los gobiernos iban hacer algo
para evitar que desmoronara el empleo, que controlarían las finanzas e impondrían
nuevos tributos, pero me equivoqué”.
Los gobiernos (socialistas y
conservadores) desfallecieron ante la clase
de Davos, “la que dicta las políticas del futuro y tiene en los bolsillos a
los políticos”. Una clase que aprovecha la
crisis para instalar el neoliberalismo, de origen anglosajón, que representaron
Reagan y Tratcher en los 80 con políticas del crecimiento infinito y políticas
de austeridad.
un movimiento social europeo
Lo han conseguido cuando los
gobiernos europeos, incluido el del socialista, Hollande, establecen que la competitividad
es sinónimo de recortes sociales y particularmente del trabajo, en vez del
capital, que continua retirando suculentos dividendos, con beneficios de un 10%
más que hace 20 años.
La clase de Davos, como Margaret
Tratcher, hace 30 años, quiere convencer que no hay alternativas. Lo ha
conseguido en los gobiernos europeos, que actúan como genuinos delegados, pero en
la sociedad se prepara una larga lucha para hacerse oír por los gobiernos.
La “Altercumbre” integrada por
políticos, economistas y movimientos sociales europeos se prepara para librar una batalla ante el tratado Usa-Europa, la
ultraderecha europea y las políticas de austeridad de la CE.
elección de miedo en Europa
Así, se pretende darle una dimensión
nueva de la política, como lo fueron en el pasado el movimiento anti esclavitud,
el de las sufragistas, el de los ecologista y el de las feministas, movimientos muy amplios, porque los cambios en Europa ya
no pueden hacerse a partir de un solo país.
Ante esta nueva realidad, Susan
George se ha unido a un nuevo partido, el Nouvel, que alude hacia la formación de un nuevo pacto y llama a
votar en las elecciones del Parlamento Europeo que elegirá por primera vez el
presidente de la CE. Los resultados serán indicativos sobre el rumbo de la Unión Europea.
Las angustias de
Susan George se acentúan cuando en Francia las alternativas parecen reducirse a la
abstención o el ultraderechista Frente Nacional, luego que los partidos conservadores
y el socialista, en el gobierno, confundidos en el mismo ideario neoliberal, dejan
de ser creíbles ante buena parte de la ciudadanía francesa.
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