El empobrecimiento con el aumento de la desigualdad mezclado con
corrupción política y autoritarismo gubernamental hunden el bipartidismo. Las
elecciones generales de diciembre pasado anunciaron un cambio de época que los
partidos tradicionales –PP y PSOE- aún no asimilan, mientras nuevos partidos no
acaban de diferenciarse lo suficiente ante la opinión ciudadana. El dilema del 26
de junio (26-J) es hacia un social-liberalismo conservador o una social-democracia transformadora.
Mariano Rajoy, PP; Pedro Sánchez, PSOE; Pablo Iglesias, Podemos; Albert Rivera, Ciudadanos |
El ocaso del bipartidismo
El Rey Felipe VI ha disuelto las
Cortes españolas, después que los partidos políticos fracasaran en el intento
de formar gobierno, después de más de cuatro meses de las elecciones del 20 de diciembre pasado (20-D); ¿Qué ha sucedido?
El 73,2% de los españoles que
votaron el 20-D expresó contrariedad con uno de los aspectos medulares del
sistema político establecido en la transición democrática: el bipartidismo,
inducido por mecanismos electorales que favorecen la formación de mayorías sólidas
que den estabilidad al sistema.
En las 10 elecciones generales,
desde 1979 hasta 2011, las dos primeras mayorías reunieron no menos del 64% de
los votos, exceptuando la de 1989, que sumaron el 59,49%. Más aún, en las
últimas seis elecciones, de 1993 a 2011, el Partido Popular (PP) y el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) sumaron un promedio del 77,29%.
El 20-D, el PP y el PSOE lograron
reunir sólo el 50,73% de los votos con la irrupción de dos fuerzas emergentes:
Podemos (2014), proveniente de los movimientos sociales surgidos durante la
crisis económica y Ciudadanos (2007), formado por sectores profesionales e
intelectuales que rechazaron el ideario del catalanismo en sus versiones
nacionalistas e izquierdas y que en 2015 decidieron extenderse por toda España.
Crisis, corrupción y políticos
Así como el movimiento de los
indignados del 15- M, en 2011, sacudió la indiferencia ante la crisis económica
y social, ahora, la mitad de los ciudadanos han removido uno de los pilares de la
arquitectura política de la Constitución del 78:
Una ciudadanía harta de comprobar
diariamente como banqueros, empresarios y políticos, responsables de la crisis,
son los mismos que aparecen en tramas de corrupción, en la que sobresalen políticos
que se aprovecharon de sus posiciones de poder, conectados con bancos y
empresas fraudulentas.
La desigualdad en España, sólo superada por Chipre, es la que más se ha extendido entre los 28 países europeos. Es el resultado de la forma de gobernar una crisis que cumple ocho años. El 1% de los más ricos recibe lo mismo que el 80% más
pobre y la pobreza aumenta con una desocupación (21%) que no baja del 20% desde
hace cinco años y medio, a pesar de las reformas laborales de talante neoliberal. En este tiempo, el PP,
el partido de gobierno de mayoría absoluta, continua engrosando la lista de
imputados – 354 reconocidos militantes- por jueces que investigan casos de
corrupción.
Gran coalición o coalición de izquierdas
Los resultados del 20-D fueron de
tal magnitud que el PP, primera mayoría (123 diputados), rehusó el ofrecimiento
del Rey a formar gobierno, porque no tenía apoyo de otros partidos. En cambio,
el PSOE (90 diputados) aceptó, tomó la iniciativa para formarla y no lo logró
después de 90 días de negociaciones. Nunca había ocurrido esta situación en 39
años, en 1977, cuando fue la primera elección general, en plena transición.
La nueva situación dejó a un PP
en solitario, con la posibilidad de lograr el apoyo de Ciudadanos (40
diputados) y quedar a 30 votos de la mayoría. La mayoría del PSOE encabezado
por Pedro Sánchez resolvió no negociar con el PP, desoyendo voces como las de
Felipe González: “Ni el PP ni el PSOE deberían impedir que el otro gobierne”,
decidido partidario de intentar una gran coalición semejante a la de Alemania.
Sánchez desechó la alternativa de
gobierno de “gran coalición” y también la de Podemos: gobierno de “coalición de
izquierda”, encabezado por Pedro Sánchez. Éste prefirió ensayar un gobierno de “reforma
y progreso” basado en un “pacto de centro” con Ciudadanos y luego buscar el voto
o la abstención de Podemos, Compromís e Izquierda Unida para sacar al PP del
gobierno.
Por qué no hubo gobierno
El PP con la primera mayoría está
aislado políticamente, sin apoyos para ser gobierno; ha resistido en forma
pasiva este periodo, esperando el fracaso del PSOE y enfrentar las nuevas
elecciones (26-J) con la expectativa de validar su primera mayoría, ampliando
la diferencia respecto del segundo.
El PSOE, que el pasado 20-D
obtuvo el peor resultado electoral desde 1977, quedó inmovilizado por sus
dificultades para pactar con la derecha: “la gran coalición”, a riesgo de dejar el espacio de izquierdas a Podemos o para
pactar con la izquierda: “gobierno de coalición progresista”, lo que podría acarrearle
severas fracturas o deserciones internas. Fracasada su estrategia, espera
mantener el segundo lugar, amenazado por la formación de una nueva
alternativa de izquierdas que incluiría
por lo menos Podemos, Izquierda Unida, Compromís (valenciana) En Comu-Podem (catalana) y las Mareas (gallegas).
Podemos fracasó en su intento de
atraer al PSOE a una alternativa de izquierdas. Erró en su estrategia agresiva,
a veces arrogante, que incluso le provocó molestias internas. Tenía fundamentos
en su discurso, pero sus formas dejaron entrever que prefería una nueva
oportunidad para su alternativa de izquierdas e intentar superar al PSOE en
votos el 26-J. Para ello se propone confirmar su alianza con Compromís, En Comu-Podem, Mareas y la novedad: Izquierda Unida, con
quien no quiso pactar el año pasado.
Ciudadanos, el cuarto actor, se
movió con más libertad en el nuevo escenario que exigía apertura, diálogo y
pacto. Hizo esfuerzos por constituir la gran coalición con el PSOE y el PP.
Atrajo al PSOE y no le dejó margen para completar su idea de extender la alianza
por la izquierda. Presionó al PP, que se resistió hasta el final a una fórmula
que arriesgaba dejar fuera a Rajoy. El
PP ya había ya decidido: o Rajoy o nuevas elecciones.
El cambio, a medio camino
Todas las voces señalan que el
inédito cuadro multipartidista se mantendrá el 26-J, pero sí podrían alterarse
las posiciones o las diferencias entre los cuatro partidos. El PSOE podría
verse superado si prospera una nueva alternativa de izquierda. Ésta, según el
resultado del 20-D, podría superar al PSOE por más de 500 mil votos con la suma
de Izquierda Unida. Por otra parte, Ciudadanos, valorado por su actitud
pactista de centro-derecha, espera una subida que le permita ser más decisivo
en la formación de una gran coalición social-liberal-conservadora.
Los partidos tradicionales, PP y
PSOE, defenderán sus posiciones de primero y segundo, respectivamente. Es
probable que el PP lo consiga, pero el PSOE, desgastado por 90 días de
negociaciones malogradas, podría caer a una tercera posición, abriendo nuevas
incertidumbres en el vibrante cambio de época de la política española.
No comments:
Post a Comment