Cayó el bipartidismo hace cinco meses. Podemos e Izquierda Unida (IU)
acuerdan una alianza electoral a diez días de que el Rey Felipe VI convocará a
nuevas elecciones para el 26 de junio (26-J). Por primera vez en 38 años, una
alianza, a la izquierda del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), podría
disputarle el gobierno al Partido Popular (PP). Mariano Rajoy advierte: “asoma
una coalición de extremistas radicales, un disolvente de todo lo bueno”; Pablo
Iglesias invita: “no entendemos al PSOE como nuestro adversario, sino como
aliado” y Pedro Sánchez dice: "no gracias” al convite de Podemos a hacer listas conjuntas
para el senado.
Alberto Garzón y Pablo Iglesias escenifican el acuerdo en Plaza Sol (Madrid) |
La decepción ciudadana
Los ciudadanos vuelven a las urnas. No hubo caso, los
partidos políticos, en 90 días, no fueron
capaces de de formar un gobierno. El vencedor, Mariano Rajoy (PP) ni siquiera lo
intentó. El segundo, Pedro Sánchez (PSOE) sí, pero fracasó: la mayoría del Congreso
de los Diputados rechazó su investidura basada en un pacto con Albert Rivera (Ciudadanos)
y después no pudo doblegar la resistencia de Pablo Iglesias (Podemos) para
sumarlo a la votación de un gobierno monocolor.
Sin bipartidismo, el PP y el PSOE, primero y segundo el 20-D, no supieron construir una alianza de gobierno desde el multipartidismo; y ahora todos deberán buscar cómo retransmitir confianzas y convencer a unos ciudadanos decepcionados. Las diversas alternativas políticas, ahora ante la decepción ciudadana, tendrán que mostrar un talante más amable, más dúctil, más persuasivo y convincente, con capacidad de atraer más que de repeler al adversario.
Una alternativa desde la izquierda
Podemos e Izquierda Unida (IU)
han saltado al nuevo escenario electoral. Podemos, en su estreno en elecciones generales españolas, hace seis
meses, optó por mostrar fuerza propia, desdeñando a Izquierda Unida; ahora no
titubeó en abrirse y buscarla. IU, perjudicada por la ley electoral (con 923
mil votos eligió 2 diputados), no sin problemas internos, aceptó.
Ambas formaciones en menos de dos
semanas suscribieron un acuerdo electoral, con 50 puntos programáticos que
enfatiza medidas de “rescate social”. En consultas a sus miembros, el 87,8% de
los 23.109 votantes de IU apoyó la alianza y el 10,5% votó en contra; y el 98%
de los 144.540 votantes de Podemos ratificaron el acuerdo y el 2% lo rechazó.
Irrumpe la novedad en esta
“segunda vuelta electoral”, -inédita en la democracia española- como es la
opción de Podemos-IU-confluencias territoriales (Compromis-Podemos, en
Valencia; En Comú–Podem, en Cataluña y Las Mareas-Anova, en Galicia) que podría
desplazar al PSOE a una tercera posición. Según a los resultados del 20-D, la
opción Podemos-IU- confluencias sumarían 500 mil votos más que los obtenidos
por el PSOE.
La nueva alternativa, cuajada a un
mes de iniciarse la campaña, ha provocado que la derecha vuelva a verbalizar el
lenguaje del miedo. Rajoy Mariano Rajoy ha advertido que “una alternativa
extremista se asoma como un disolvente de todo lo bueno que tenemos: la unidad.
la democracia constitucional y nuestro progreso económico”, mientras Albert
Rivera concreta: “Podemos se ha quitado la careta y apuesta por el comunismo”,
refiriéndose a IU, a la que hasta hace poco consideraban “un tesoro testimonial
y decorativo”.
Pedro Sánchez ha encajado mal la
iniciativa de Podemos-IU considerando que es una pinza con el PP, sin darse cuenta
que la nueva situación sobre los términos de la campaña –que tenderá a
polarizarse- es una de las consecuencias del error del PSOE de optar por un
pacto con Ciudadanos y esperar el apoyo de Podemos en forma incondicional, como
única alternativa de desplazar al PP del gobierno.
Son las divisiones internas en el PSOE las que bloquean la posibilidad de discutir con Podemos un acuerdo. Las “líneas rojas”, de aquello que está vedado pasar -o negociar- en algunas materias económicas, sociales y territoriales son el resultado de las diferencias que surgen con la “vieja guardia” y en los diferentes territorios de España.
¿Hacia un gobierno progresista?
También, las actitudes del líder
de Podemos, Pablo Iglesias, desafiantes, agresivas, especialmente en los meses
en que el PSOE tenía la iniciativa para conseguir la investidura, ensombrecen el panorama. No obstante, la actitud
de Iglesias cambia en forma ostensible, coincidiendo con su alianza con IU.
Fija la perspectiva de la
coalición con IU y confluencias en formar una alianza de gobierno con el PSOE desde
la posición que los ciudadanos decidan: “no entendemos al PSOE como adversario es el PP, sino como aliado” y apela
a la reflexión y asumir un sentido común para producir el cambio de gobierno, restarle
al PP peso en las instituciones, como en el senado e iniciar una etapa de
cambios con nuevas políticas.
La suerte de de la alternativa
Podemos-IU-confluencias dependerá de su capacidad de que consiga credibilidad
en una amplia ciudadanía escéptica y desilusionada. Ello requerirá de discursos
y actos claros y coherentes.
En este sentido, la convivencia
interna en la campaña, el tratamiento serio, persuasivo de temas económicos,
sociales, territoriales, europeos y de regeneración democrática serán pruebas
para recibir confianza, así como llevar una discusión exigente y con altura
ante potenciales aliados y adversarios.
1 comment:
Muy buena columna Pablo
saludos
Jorge
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