Tuesday, December 19, 2006

PARA QUÉ ENGAÑARSE MÁS

El maestro de mi edificio trabajó para Augusto Pinochet en su casa de La Dehesa. Era un buen hombre, simpático, me decía. Un gobernante, como él, hace falta para eliminar de una vez a los delincuentes, agregaba con naturalidad. Cuando le pregunté por los secuestros, torturas, ejecuciones y despariciones, la respuesta fue espontánea: “usted sabe, siempre hay mandos medios que se escapan”.

Ya nadie rechaza la categoría de criminales de un Manuel Contreras, un Pedro Espinosa, un Marcelo Morén, un Miguel Krassnoff, entre otros ex miembros del Ejército, que delinquieron en nombre del Estado. Todos ellos recibieron una sentencia judicial de ser autores de actos criminales, los mandos medios que evocaba el maestro.

Los procesos abiertos contra Augusto Pinochet quedaron en el camino, en sus comienzos, lejos de una sentencia, de modo de que nadie pudiera afirmar en forma categórica su calidad de criminal, como el caso de sus colaboradores. “La democracia chilena nunca quiso encerrar a Pinochet”, afirma el escritor Antonio Skármeta en el diario El Pais (12 de diciembre 2006), es decir, llegar a dictar una sentencia o sanción por alguna de las 300 causas en su contra.

El valor de una sentencia judicial es la de una resolución que despeja una duda o presunción, estableciendo una verdad jurídica o demostración de que la acusación corresponde a los hechos investigados. En el caso de Pinochet, aunque son muchos los convencidos de que era criminal, incluso entre ex partidarios, al no haberse arribado a una sentencia judicial, no se estableció esa verdad, que podría haber cambiado el parecer de ese chileno de a pié, como el maestro de mi edificio.

La ambigüedad propia de la política permitió que en sus funerales, instituciones del Estado, como lo son las Fuerzas Armadas y Carabineros, le rindieran solemnes honores, mientras el Gobierno optó por no reconocerle el título de Jefe de Estado, sin perjuicio de participar de los honores como Jefe del Ejército, con la asistencia de la Ministra de Defensa.

El retrato aquí dibujado es otro más de la peculiar transición política chilena. Por un lado, un Ejército que le brinda al ex dictador un solemne funeral, jamás recibido por ningún otro Comandante en Jefe del Ejército, en el que su actual jefe, el general Oscar Izurieta justifica como inevitable el rol jugado por Augusto Pinochet al encabezar el golpe de estado, sin perjuicio de lo controvertido de su gestión en lo relativo a los derechos humanos.

Por otro, un Gobierno democrático que no reconociéndole al ex dictador las competencias de Jefe de Estado, se hace presente con una representante de confianza de la Presidenta de la República, participando de honores más propios de un dictador latinoamericano clásico - de derecha, cruel y corrupto como lo identificara el Ministro del Interior- que de un Comandante en Jefe del Ejército.

Para que engañarnos más, si Augusto Pinochet lo que hizo en calidad de Comandante en Jefe del Ejército fue ponerse a la cabeza de un cruento golpe de Estado, preparado por otros, en contra de un Gobierno democrático. Todo lo demás lo hizo en calidad de dictador (o de ex dictador) sostenido por las armas de unos pocos y el miedo de muchos.

Thursday, November 30, 2006

UN REGALO DE MILLAS


La cultura política que llevan en sus "mochilas" la mayoría de los políticos actuales la han cargado durante las cuatro últimas décadas: desde los 60 a los 90. Las memorias de Orlando Millas (Una Digresión, 1957-1991), fallecido en diciembre de 1991 en Holanda, reviven, hasta el último día de su vida, treinta y tres años conmovedores. Millas, uno de los comunistas chilenos más reconocidos de esos tiempos, desliza casi sin pausas, consciente de que sus días estaban contados, una historia de revelaciones extraordinarias, un regalo.

La pluma del periodista que fue, reconstruye ese trozo de Chile que llevamos a nuestras espaldas; la hace correr con una sinceridad que deslumbra: discute con la revolución cubana, dialoga con la Democracia Cristiana, defiende la intuición de Salvador Allende, increpa el voluntarismo izquierdista de dentro y fuera de la Unidad Popular, resalta a los comunistas que luchan en el espíritu recabarrenista y critica, sin tapujos, a los comunistas que apuestan a las armas y, finalmente, apela a las nuevas generaciones a que no olviden los devastadores daños dejados al país por la dictadura.

La pluma de Millas escribe en mayúsculas: el "socialismo real" era un coloso con pies de barro", y se hace dramática cuando declara: "cada día en la Unión Soviética sufrí una amarga decepción". Confiesa: "estuvimos convencidos que allí se edificaba una especie de Paraíso Terrenal (...) si el socialismo se identificase con las obras de Stalin y Bréznev, si su sistema político fuese idóneamente el de las autocracias estatistas, si su economía debiera funcionar por los métodos del centralismo burocrático, no podrían las jóvenes generaciones actuales y futuras estar dispuestas a luchar generosamente por tales aberraciones".

Este es el tenor de las memorias de un comunista allendista que murió como tal, desplazado de su partido desde comienzo de los 80, cuando hizo un giro hacia las armas, mientras él gradualmente fue renovándose hasta llegar a impugnar el "socialismo real" como una falsificacón de las ideas de Marx y Engels: "me costó mucho dejar de lado las anteojeras de que estaba premunido. En un penoso y prolongado proceso, tardé demasiado en convencerme de las honduras de los males".

Mientras la renovación de Millas lo condujo a realzar el ideario democrático y socialista de Allende, aunque dotándolo de más consistencia intelectual y flexibilidad política en una perspectiva de transformación del capitalismo, la renovación de otros comunistas y no comunistas, adheridos al "socialismo real", los condujo a asumir el ideario liberal democrático en una perspectiva de dotar al capitalismo de equidad.

Las Memorias de Millas son una vertiente de cultura política, pero ni los medios de comunicación, ni la academia, ni los partidos, incluido el comunista, parecen interesados en beber del relato de un político chileno que dejó como herencia honestidad y lealtad a sus ideas, a su conciencia. Son demasiados los políticos actuales que han descargado sus mochilas de esta cultura y, vacíos, deambulan entre cámaras y micrófonos en la cultura del espectáculo y de la banalidad que los domina y degrada ante los ciudadanos.

Sunday, November 12, 2006

¿ES CHILE UN PAIS CORRUPTO?


Qué difícil parece ser hablar en forma serena cuando hay denuncias sobre apropiación indebida de dinero, mas cuando de por medio hay prominentes hombres de la política, de los negocios o de cualquier esfera pública o privada que constituye el "poder establecido". Es tal el griterío que se produce que los ciudadanos poco o nada entienden, pero sí en forma espontánea se coloca en sus mentes el adagio: "si el ruido suena es porque piedras trae".

Los medios de comunicación, por lo general, en vez de procurar una entrega que produzca más claridad y entendimiento en los ciudadanos, prefieren cautivarlos con un espectáculo, semejante a los que concitan riñas en espacios públicos como hemiciclos, estadios, calles...

Informar en estos casos no es fácil, se requiere competencia, habilidad y sobre todo buenos informantes, pero también una mirada más amplia que dé cuenta de las condiciones del ambiente sociopolítico en que suceden las denuncias de corrupción que afectan a personas vinculadas al poder. En esto último cabe leer la columna de Patricia Verdugo aparecida en El Mostrador el 10 de Noviembre pasado.

Si en Chile hay corrupción sería absurdo decir que no. Si Chile es un pais corrupto ya eso parece discutible, depende que se quiera decir. Si el sistema que lo rige, si los gobiernos u otros poderes del Estado o un número significativo de privados. La corrupción está vinculada a valores que dan sentido a los sistemas, las políticas y las personas y a si los sistemas son más o menos cerrados o susceptibles de un mayor o menor control de sus actos por parte de los ciudadanos.

Es notorio que el dinero se ha convertido en una medida con que se mide el éxito, la fama e incluso la felicidad, por la capacidad de acceder a bienes que producen placer. La persona que logra más riqueza en un tiempo breve, se le considera un modelo a imitar; semejante consideración logra un país que logra exhibir un notable crecimiento en un corto plazo. Menos importante o se subordinan a los deslumbrantes resultados los impactos directos o colaterales que significaron conseguirlos.

Desde el empleador que soslaya el pago de las imposiciones a los trabajadores, pasando por el funcionario que cobra comisiones (u otras prebendas) en un negocio con un tercero, hasta el particular que usa innovadoras modalidades para cometer un robo a otro particular. Todos ellos, en sus medios, van a mostrar el símbolo que atraerá la atención de la familia, de los amigos, de los pares, de los acreedores o del sistema mediático, según sea el caso.

El sistema político y mediático en estos 17 años han marcado una tendencia a proteger o aminorar efectos no deseados por denuncias o evidencias de corrupción, como ha sucedido en los tres primeros gobiernos de la Concertación con la venta de empresas públicas en el último año de la dictadura, o los "pinocheques", o los sobresueldos, o el MOP-Gate, a diferencia del Caso Riggs que provino de una investigación de una Comisión del Senado de Estados Unidos, lo que significó que el ex dictador Pinochet, para la gran mayoría de sus partidarios haya pasado ser de un líder salvífico a ser alguien incómodo, innombrable.

Wednesday, November 01, 2006

CHILE RE- CORTADO


A ChileDeportes se le llama “ChileRecorte” luego de la obra legada por “operadores políticos” ligados a los partidos de la Concertación. La promesa de cambiar el sistema electoral binominal, del mismo modo, ha sido recortada por dirigentes de los partidos de la Concertación en oficinas de hombres de derechas. Para ello, previamente, los mismos partidos demolieron lo construido por la Comisión Böeninger, convocada a idear un cambio del sistema.

En rigor corrupción es alterar, trastocar algo, en el caso que nos interesa, la democracia representativa de las ciudadanas y ciudadanos. El segundo gobierno de la Concertación, en 1997, ya planteó que el sistema binominal “ha distorsionado gravemente la voluntad popular” y que “está lejos de coincidir con la realidad de la opinión ciudadana”.

La Comisión defenestrada planteó que el mismo sistema permite que una lista que obtenga un 33% de los votos en un distrito o en una circunscripción senatorial puede quedar sin representación. Basta recordar que Ricardo Lagos fue víctima del sistema cuando, en 1989, recibiendo el 30,62% de los votos, fue desplazado por Jaime Guzmán que consiguió el 17,19%.

La Concertación abandona el cambio seducida por el perfeccionamiento del sistema impulsado por Renovación Nacional (ver La seductora perfección, 24 Agosto, 2006) El binominalismo se afianza. En la trastienda todo se recorta a como establecer un porcentaje de votos que facilite una representación al Partido Comunista en la Cámara o en el Senado. .

Pero el fondo es otro; es el sistema binominal el excluyente al reducir a un mínimo la competencia real entre los candidatos. Las ciudadanas y ciudadanos acuden a las urnas a ratificarlos en la gran mayoría de los distritos y circunscripciones senatoriales. El binominal recorta el derecho del ciudadano a elegir.

La Concertación y la Alianza parecen cómodos con este sistema. Los parlamentarios de ambos lados se sienten compartiendo un espacio común, se retroalimentan; sus rivales están en sus propios partidos o pactos; ahí es donde se enfrenta y decide la elección real de quien ocupará el asiento parlamentario, lo que altera, trastoca, en suma, corrompe, desfigura el principio republicano de la soberanía popular.

En medio de las negociaciones más o menos furtivas, los labios de la Presidenta vuelven a insinuar la palabra plebiscito. Un término inequívocamente democrático y que a los partidos (todos autodefinidos como democráticos) incomoda, le huyen. ¿Consultar al pueblo? ¿Para qué? Si no tiene derecho a decidir en estas materias (no es vinculante su decisión), según la Constitución.

Mientras el Presidente Lagos anunciaba el 21 de mayo de 2004 que “el sistema binominal va a ser la muerte de nuestro sistema democrático”, dos años y medio después, sus partidarios en vez de buscar la creación de un movimiento ciudadano consistente (similar a lo de 1988), que se abra paso a una consulta popular útil para el cambio, optan por renovar la legitimidad del sistema binominal con ajustes que buscan atraer al partido comunista a compartir ese ámbito común de los partidos, distante de los sentimientos y opiniones de ciudadanas y ciudadanos, que obligadamente, en forma periódica, tienen que acudir a ratificar lo que ya ha sido decidido.

Sunday, October 22, 2006

LA OEA NO OLVIDA A CHILE


En días como éstos, hace ocho años, la sociedad chilena estaba sobresaltada. Un juez español había ordenado la detención de Augusto Pinochet (18 de octubre, 1998) ejecutada por Soctland Yard con la complicidad del gobierno británico en Londres. El Canciller de ese tiempo, José Miguel Insulza (hoy Secretario General de la OEA), en nombre del segundo Gobierno de la Concertación, dirigía la operación política-jurídica de recuperar al ex dictador, entonces Senador vitalicio.

En estos días, la sociedad chilena está sosegada. La Corte de Derechos Humanos de la OEA ha dispuesto que el Estado chileno ha incumplido su compromiso internacional de sancionar los delitos de lesa humanidad (15 de octubre de 2006). La Ministra Secretaria General de la Presidencia, Paulina Veloso, en representación del cuarto Gobierno de la Concertación dirige la operación político-jurídica destinada de derogar o legislar para dejar sin efecto el decreto-ley de amnistía dictado por la Junta Militar de Gobierno en 1978.

"La justicia en la medida de lo posible" fue un refrán repetido durante los primeros cuatro años de la transición. Ahora ésta viene de la mano de la Corte de la OEA. La voluntad de la Presidenta es extendérsela y cumplir con el compromiso demandado. Los partidos de la Concertación parecen dispuestos a sacudirse de la norma que hace imposible aplicar justicia por delitos "contra la humanidad". Esto recién comienza, una disputa jurídico-política que llevará tanto o más tiempo que la dada por Pinochet detenido en Londres.

El ex Presidente Patrico Aylwin, autor de la sentencia "la justicia en la medida de los posible", y su ex Ministro de Justicia señalan que la derogación de la amnistía no tendría efecto práctico, pues una convención no puede aplicarse en forma retroactiva y omitir la amnistía vulneraría el principio de la "cosa juzgada".

Se desprende de esto que prominentes hombres de la Concertación consideran ahora que la amnistía del 78 es ya un hecho de la causa, consolidada, inamovible, legítima, norma ajustada a derecho y no una norma autoritaria, fraudulenta, es decir, dictada al margen de los principios del derecho, destinada a cubrir los delitos "contra la humanidad". Paradojal resulta cuando el programa presidencial encabezado por el propio Aylwin, en 1990, figuraba la derogación de la amnistía.

Sin embargo, si ampliamos la mirada podemos ver el caso argentino de cómo bajo presión militar un gobierno democrático promulgó una ley de Obediencia Debida y de Punto Final, aprobado por un parlamento elegido, pero que años después otro gobierno democrático y paralamento elegido removió, cuando los militares ya no amenazaban la estabilidad constitucional.

Un "nunca más" con futuro no basta con declamarlo, requiere ser acompañado de actos sólidos, transparentes, persuasivos, como la aplicación de justicia. Leamos: "Muy bien, nosotros tenemos la obligación de enseñar a los jóvenes que eso no tiene que pasar nunca más", dice el director técnico de Colo-Colo, el argentino Claudio Borghi, cuando La Nación le consulta su parecer por la reapertura de los juicios por los crímenes de la dictadura militar argentina.

Sunday, October 15, 2006

TOCA LO HUMANO


Michele Bachelet ha vuelto a Villa Grimaldi. Lo hace como Presidenta de la República, después de 31 años, cuando lo hiciera como prisionera. Entonces, sindicada por el gobierno "de facto" como parte del bando de los "enemigos de Chile", ahora reconocida por todos, incluidos los incondicionales de ese gobierno dictatorial, como Jefa del Estado de Chile. Un retrato que la mirada del analista arrojará explicaciones en abundancia, pero distinta será la mirada del contemplativo que proyectará algo extraordinario, asombroso.

Este tipo de fotografía no es nueva en la historia reciente, del siglo XX, pero casi siempre el ojo humano se detiene en ella. Atraido por la paradoja, el contraste, el enigma que encierra; en segundos algo se desliza en la intimidad. En la retina queda fijada una composición impresa en la memoria, disponible para recordar, reflexionar, comunicar.

La presencia de la Presidenta en el parque de la Paz está asociada inexorablemente a la presencia de la prisonera militante socialista en el campo de concentración de la Dina. Por allí atravesó "la experiencia del mal radical" que todo lo invade y devora, recordada por el ex prisionero del campo de concentración nazi de Buchenwald, Jorge Semprún, en La escritura o la vida.

Michele Bachelet ha abrazado a una de sus ex compañeras de celda, ha recorrido con pausas la geografía de lo que fuera un espacio cerrado administrado por carceleros y, ahora, convertida en un espacio abierto administrado por sobrevivientes. Se ha detenido ante el memorial de las 226 personas que no pudieron atravesar, siendo devorados por la maquinaria de muerte. En este lugar ha aparecido la Presidenta anunciando que está en su mente sacudirse de una de las rémoras de ese otro tiempo: la amnistía decretada en 1978.

Otro aire de justicia llega a Chile de la mano de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La entidad de la OEA impugna la aplicación de la amnistía del Estado chileno sancionada en 1996 ante un delito considerado de lesa humanidad, la ejecución del profesor comunista Luis Almonacid a la salida de su casa, días después del golpe militar de 1973.

Asoman los peros y razones jurídicas que hacen ineficaz lo que pasa por la mente de la Presidenta. Derogar la amnistía es un acto al vacío, pues todos los hechos amnistiados son anteriores a cuando el Estado chileno suscribió la Convención Americana en 1990. Pero cabría preguntarse por el valor jurídico de la amnistía de 1978: impuesta por un régimen "de facto" reñido con los principios del estado de derecho y que puso en interdicción el poder de los jueces al despojarle de una de sus competencias fundamentales, administrar habeas corpus.

Michele Bachelet días despues que atravesara por la experiencia de la Villa Grimaldi voló a la República Democrática Alemana, el 1 de febrero de 1975, algo semejante es lo que hace en estos días. La Presidenta tras reencontrarse con Grimaldi, ha volado a Alemania, el 18 de octubre de 2006 donde recorrerará la geografía de su exilio. La Presidenta que toca las huellas de su prisión y su exilio, la que se dispone a tocar uno de los capítulos pendientes de la Concertación, la amnistía del 78, simplemente, toca lo humano. Eso, contemplarlo... asombra.

Monday, October 09, 2006

DE VUELTA A LA PLAZA


Un domingo, de vuelta a la plaza de la Ciudadanía. Resaltan retratos de la vida de Víctor Jara. Desplegados en el espacio ocupado antes por la "llama de la libertad", encendida por los que le dieron muerte, hace 33 años. Un lugar "reflexivo", conmovedor, mas cuando esa tarde un cantor de Maullín regalaba, con su voz y su guitarra, mensajes del que, junto a Violeta Parra, es el compositor popular de mayor reconocimiento en el mundo.

Enfrente, atravesando la Alameda, otra imagen sobrecoge. Un páramo frío, cercado por vallas de metal dispuestas en forma meticulosa. Un espacio habitado por policías, observadores de contados turistas que arriban desde los patios interiores de La Moneda.

Lo que hasta hace poco era un espacio inasequible, del "Altar de la Patria", junto a los edificios de las Fuerzas Armadas y de los Carabineros, ahora fluyen ciudadanos curiosos que miran, leen y recuerdan la envergadura de un símbolo cultural y político; en cambio, en su lado opuesto, lo que ayer era un lugar abierto, junto al Palacio de la Moneda, ahora está prohibido disfrutarlo, restringido al tránsito de unos cuantos peatones.

El arquitecto Cristian Undurraga, mentor de la plaza, en el 2004 la imaginaba "la máxima exaltación de lo democrático, verla como todos los domingos recibe a familias, en el prado, con sus viandas y en completo esparcimiento o en la noche de año nuevo acoge a familias con sus mejores tenidas, ajenas a cualquier segregación, que llegan a celebrar con vino y comidas en mesas. Experiencias maravillosas, llenas de urbanidad", concluía el llamado a crear un gran espacio ciudadano.

Día domingo, día "normal", o sea, sin manifestaciones. La plaza más hermética que un día "anormal", con manifestaciones. A unos dejan pasar, a otros no, pero nadie puede sentarse en el prado, menos hacer pic-nic. ¿Por qué? preguntamos a carabineros. A las razones de seguridad de la semana anterior (ver Plaza rigurosamente vigilada. 7 Octubre, 2006), los policías añaden: "no hay cultura en Chile para esta plaza: ensucian, destrozan, queman el pasto, trepan luminarias..." Sólo uno menciona la "molotov" del 11 de septiembre.

El lado de La Moneda de la plaza de la Ciudadanía está interdicta para los ciudadanos por orden de un "gobierno ciudadano" que, a su vez, ha decretado que por la Alameda, aledaña a la plaza ningún grupo de ciudadanos puede manifestarse. Libertades ciudadanas recortadas por incultura o inseguridad. O los chilenos no están preparados para hacer uso de esta plaza o están castigados a causa de la reciente profanación del Palacio.

En este "microespacio", contiguo al principal símbolo de la república, la seguridad doblega a la libertad, eliminando una condición propia de la plaza, como señala el filosofo Humberto Giannini: su "reflexividad", física, mental o comunitaria: lugar que permite a la persona salirse del tiempo lineal (de la calle, del trabajo) deteniendo su camino; lugar donde por un momento se despega de las cosas para lanzar una mirada más allá de lo que lo ocupa; o lugar abierto que le ofrece a la persona un ámbito de reencuentro ciudadano. La plaza de la Ciudadanía, al menos en su lado norte, no hay espacio para eso. Hay vacío.

Sunday, October 01, 2006

PLAZA RIGUROSAMENTE VIGILADA



Mañana soleada en la plaza de la Ciudadanía. Protegida de vallas, su acceso es restringido. Ingreso por uno de ellos, vigilado por una pareja: carabinera y carabinero. Me siento en el área verde. Me sumergo en la lectura de una crónica sobre los orígenes del Santiago Alegre de Aurelio Díaz Meza ("Patria vieja y Patria nueva", T.XV). A los cinco minutos escucho:

- Señor, tiene que retirarse, dice con voz firme
-Levanto la vista, sentado, pregunto por qué,
-Por motivos de seguridad, responde
-Palabra que me hace incorporarme de inmediato, sin dejar de interpelarlo ¿pero no se puede leer aquí?
-Hoy no es un día normal, me responde, asomando ya un tono de impaciencia
-Por qué, inquiero, curioso
-Porque hay una manifestación (se refiere a una marcha de los trabajadores de la salud)
-Pero esta la plaza de la Ciudadanía, ensayo un argumento de derecho a estar ahí
-Mire, tiene que retirarse, porque esto es parte del entorno de seguridad de La Moneda

Me dirijo al acceso. La carabinera, observadora, con un aire de lúdica complicidad dice: "sentía envidia de verlo ahí sentado leyendo al sol, pero por seguridad tenemos que cerrar la plaza". Me retiré, pensando en las últimas palabras del carabinero: el "entorno de seguridad de la Moneda", una especie de zona de su influencia ocupada por sus fuerzas.

La plaza de la Ciudadanía surgió como promesa bicentenaria y como recuperación de símbolos republicanos en el espacio público. El gobierno de Ricardo Lagos abrió los patios interiores del palacio de la Moneda a los ciudadanos, una expresión de reencuentro simbólico con "la otra democracia" (1925-1973). La plaza ideada era una continuación coherente con tal iniciativa: acercar al ciudadano a su centro cívico aledaño al ícono republicano de la democracia representativa: la sede del Presidente de la República.

La plaza concebida inicialmente como una unidad compacta, dividida por sutiles líneas que hacen senderos peatonales que cruzan en distintas direcciones y un mobiliario de bancos y farolas, funcional al carácter social del lugar. En su perímetro dos líneas de árboles y agua circulando a través de un conducto (simulación de acequia). y en los zócalos de los edificios lugares sombreados con arcadas para paseo y comercio.

Ese diseño de plaza quería rescatar la idea de la Alameda como un lugar polivalente: de paseos familiares de domingo, de fiestas cívicas y culturales, de conciertos y recitales, de manifestaciones sociales y políticas. Sin embargo, esta idea de ciudadanía ya ha sido recortada. Hay un lado norte y otro sur y, si no se soterra la Alameda (como estaba en su mentor), la partición se consolidará. Ambos lados han minimizado el área verde, en contraste el área dura. Y el mobiliario es inexistente.

Su lado norte, junto a La Moneda es, por ahora, un espacio vacío, un lugar de cruce de peatones, cuando se permite, algo así como un "no lugar", según Marc Augé, lo contrario al encuentro, a lo ciudadano, a lo republicano. La negación de la plaza. Su lado norte, al menos, parece un amplio y ornamental patio trasero del Palacio, donde unos pocos ciudadanos lo atraviesan bajo la perenne vigilancia policial.






Monday, September 25, 2006

LA SORDERA DEL CARDENAL


¿La comunidad musulmana en Chile será convocada a participar a la Acción de Gracias por Chile el 18 de septiembre de 2007? ¿Lo será bajo ciertas condiciones o recomendaciones? Preguntas como éstas quedaron ahí, dando bote, a la salida del Te Deum ecuménico del pasado 18, luego de la sorprendente jugada de Abdul Karim Paz en representación del Islam en Chile al momento de Orar por la Paz.

Karim con un lenguaje directo, sin eufemismos, desplegó a sus anchas una oración que causó asombro y no menos turbación entre autoridades religiosas y políticas. Dijo que Dios prohibe las agresiones de los los tiranos que se imponen a sangre y fuego y llama a la legítima defensa – la Jihad, en árabe, junto con exhortar a un diálogo enriquecedor y buen trato entre los pueblos, culturas y civilizaciones.

La réplica del Cardenal Errázuriz fue llamativa, aunque escasamente observada. Evocando una treta de su padre anotó: "frente a ciertas cosas, y a esta edad, comienzo a quedarme sordo". Aunque su jugada pareció quedar en el vacío, pudo escucharse un zumbido, como el chasquido del látigo, pudiéndose reconocer, en su indiferencia, un acto representativo de una forma de ser aristocrática, superior, autosuficiente.

La actitud del Cardenal se asemeja a la de algunos judíos que escuchaban al Buen Pastor. Según Juan, en su Evangelio, las palabras dichas por Jesús una vez más dividían y unos decían: "Es víctima de un espíritu malo y habla locuras, ¿para qué escucharlo más?". Según el adagio popular "no hay peor sordo que el que no quiere oir", su aplicación preocupa más cuando es alguien a quien se le ha confiado ser pastor, guía.

Escuchar no es fácil en estos tiempos de diversidad. Se requiere de apertura a conocer la diferencia, del cultivo de valores, como la tolerancia respecto del "otro", (pueblo, religión, cultura, civilización) más todavía cuando Chile está reconociendo ser parte de una realidad global. Esto exige adquirir una combinación de cierta humildad y fuerza para plantearse en un mundo complejo por sus intricados códigos de conducta, distintos valores y múltiples identidades culturales que suelen desconocerse o simplificarse.

Recién, el Papa Ratzinger ha encarado el furor de los musulmanes provocado por su polémico discurso en Ratisbona (Alemania). Se percibe en él un esfuerzo a escuchar y comprender esa indignación que, justificada o no, representa la presencia de ese "otro" que se siente sensiblemente perjudicado. Conservando las distancias de los hechos, el jefe católico, a diferencia del prelado chileno, adopta un actitud de cierta humildad, contrapuesta a esa sordera autosuficiente, al convocar a un diálogo con representantes de países musulmanes para escuchar y ser ecuchado, explicar y ser comprendido.

A la salida de las conversaciones, Benedicto XVI subrayó su "estima" y "respeto" por la religión islámica y agregó que el diálogo interreligioso e intercultural es "una necesidad vital" de la que depende "en gran parte nuestro porvenir", como humanidad. La fuerte experiencia del Papa con el mundo musulman, ¿abrirá los oídos del señor Cardenal que le permita allanarse a escuchar la oración del representante musulmán en Chile en el Te Deum del 2007?

Monday, September 18, 2006

EN EL 33 ANIVERSARIO...


 


... la ausencia del otrora allendista, Ricardo Lagos en el tradicional acto de recuerdo a “los hombres de La Moneda”, caídos el 11 de septiembre,contrastó con la presencia del otrora tenaz opositor a Allende, Patricio Aylwin. Llamativo, más todavía, cuando ese día de remembranzas trágicas, el ex Presidente Lagos agendó una cena con prominentes “hombres de negocios”, fervorosos partidarios del golpe militar contra el gobierno de Allende.

Mientras aquello acontecía en la tranquilidad de una casa acomodada, afuera, distante, en distintos lugares de la gran ciudad, reinaba la perturbación. Incontables menores y jóvenes, en su mayoría, levantaban barricadas, reventaban transformadores de electricidad, apedreaban vehículos, incendiaban sucursales bancarias y oficinas de la periferia, saqueaban establecimientos comerciales, explosionaban bombas, disparaban con armas semiautomáticas contra carabineros.

Al día siguiente, el invitado estelar de los “hombres de negocios”,refiriéndose a la violencia que estallaba en 31 comunas mientras cenaba mousse de camarones y congrio salteado, sentenció: “Este no es el Chile que hemos construido todos durante muchos años”. ¿Y qué es entonces? ¿Acaso la manifestación de seres extraños provenientes de territorios desconocidos? Puede ser, sí círculos amplios y heterógeneos de la ciudad política (extensible al mundo occidental y oriental, Asia-Pacífico), Chile es un ejemplo de “orden”, “estabilidad”, “seriedad”, “prosperidad”. Un imaginario de Chile verosímil.

No obstante, el Chile construido estos años posee más de una ciudad,diferentes a aquella desde la que habla el ausente de La Moneda. Las otras ciudades son difíciles de definir porque se las conoce poco; cuando se habla de ellas es para mostrar un solo lado, el oscuro, especialmente el del delito común. Basta sintonizar con la televisión de los empresarios Sebastián Piñera y Ricardo Claro, además el de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Las ciudades albergadas en estas 31 comunas perturbadas del día 11 están distantes para la ciudad política (de la élite), más todavía cuando la velocidad con que las atraviesan a través de las autopistas urbanas (subterráneas o abiertas) los desconecta del entorno, los ciega, impidiéndoles percibir ambientes, aspectos, rostros diferentes a los de sus respectivos cotidianos. Por eso, en cierto modo son extraños, habitantes de otras ciudades.

Los enfoques de estos medios de comunicación, virtuales y físicos, dificultan el contacto, el conocimiento o el acceso a ver y entender esa diversidad de ciudades construidas en estos años. El cuarto gobierno de la Concertación se ve sorprendido por la beligerancia de esos “otros chilenos”, extraños para la élite, a pesar de que hace tiempo son protagonistas principales de estas fechas, pero que al día subsiguiente desaparecen del primer plano mediático y de las preocupaciones verdaderas: lo que ocultan sus manifestaciones.

El hecho de que sean “grupos muy menores y poco significantes”, como dijo una Ministra chilena en La Habana, no se desprende de que nada importan; son talantes construidos por este Chile, de los 16 años, incluyendo esos 6 del ahora profesor Lagos; son también hijos de esta modernidad de la que la “ciudad política” guarda una religiosa devoción.

Pero, desde esa ciudad sorprendió el Comandante en Jefe del Ejército cuando levantó hipótesis explicativas del episodio en cuestión: (éste) “obedece a la mezcla de factores de marginación, de gente que se siente excluida del sistema. Otros usan las manifestaciones para cometer delitos (...). Pienso también que la juventud es inmediatista, que ha perdido un poco la pacienciaque se requiere para obtener cosas”.




Sunday, September 10, 2006

Los obispos del día después


por Pablo Portales
Por qué los obispos cuando se montan en el sexo suelen perder los estribos. Esta vez han salido disparados, con desenfreno, empleando un lenguaje confrontacional con el Gobierno de la Concertación de Michele Bachelet: "el documento normativo (sobre la píldora del día después) recuerda a políticas públicas fijadas en regímenes totalitarios que pretendían desde el Estado regular la vida íntima de las personas en función de criterios autoritarios, no consensuados, y reñidos con el respeto a la dignidad de la persona humana".

Un lenguaje muy diferente a los tiempos de la llamada "revolución sexual", de la segunda mitad de los sesenta. Entonces, el Gobierno democratacristiano de Eduardo Frei Montalva introdujo en su política pública de salud el concepto de planificación familiar y, consecuente con ello, comenzó a entregar la píldora anticonceptiva. Los obispos no comulgaron con la iniciativa, pero tampoco embistieron contra el régimen democratacristiano ni se les ocurrió compararlo con el sistema soviético o chino.

El Papa Roncalli, dos años antes había abierto el Concilio Vaticano II dejando que viento fresco soplara en las mentes de obispos de todo el mundo reunidos en disputadas reuniones. La apertura conseguida llegó a sellar una reconciliación con la modernidad proveniente de la Ilustración, la de la primacía de la razón y la ciencia.

Una evidencia de este comienzo fue el resultado de la primera Comisión Pontificia de Estudios de la Natalidad nombrada por el Papa Montini: el 60% de los obispos, el 80 de los teólogos y el 100% de los laicos (hombres y mujeres) aprobaron la idea de control de la natalidad. Sin embargo, Montini, temeroso, designó una segunda Comisión, que trabajó en forma secreta y compartimentada.

La conclusión fue contraria a la primera y la redacción de la encíclica Humana Vitae (1968), redactada en un 60% por el Cardenal de Cracovia, Karol Wojtyla, niega el avance científico-tecnológico de la píldora como regulador de la natalidad. La encíclica decepcionó en amplios sectores del catolicismo e incluso sus conclusiones fueron interpretadas y matizadas por los obispos alemanes, canadienses, franceses, entre otros.

El mismo Wojtyla, en su Pontificado de 25 años, introdujo una atmósfera de rigurosa disciplina, poniendo atajo a todo disenso en materias éticas y teológicas; formó progresivamente episcopados afines, como el chileno actual, a su línea pastoral fundada en un neoconservadurismo doctrinario. Sus encíclicas fueron incontestadas, especialmente la referidas a la familia y ética sexual. Condenó con pasión el uso del preservativo, soslayando a éste como un medio eficaz para salvar de una muerte inminente a millones de personas en el mundo al contraer el Sida.

En estos días, bajo el papado de Ratzinger, ha sido destituído de la cátedra de bioética el teólogo jesuíta Juan Masiá de la Pontificia Universidad de Comillas por sostener que el condón "no sólo se usa como prevención de un contagio, sino como un anticonceptivo corriente, y se puede usar para evitar un embarazo no deseado y evitar un aborto".

La píldora (en los 60), el condón (en los 80) y, ahora, la píldora del día después (en los 2000) son claves para afrontar "emergencias", lo que no contradice fortalecer una formación de criterios para que la sexualidad se exprese en las diferentes etapas de la vida humana. Pero, el incremento del embarazo no deseado: 20% en las adolescentes situadas en el quintil más pobre y 2% en el quitil más rico (con acceso a la píldora del día después), está revelando, además de una desigualdad de oportunidades, que familias y colegios no parecen preparadas para hablar de sexualidad con niños y jóvenes.

La Iglesia católica, por su parte, se limita a hacer llamados a una responsabilidad circunscrita a llevar una vida sexual activa dentro del matrimonio y de continencia antes o fuera de él. Una forma de pensar que puede decirse, pero no forzarla a toda la sociedad, más aún cuando se vive una fase de la modernidad -o posmodernidad- bajo la primacía del placer y la técnica. Más, cabría abrirse a un nuevo diálogo con este nuevo mundo, diferente al de la Ilustración y, en ese sentido escuchar la propuesta del Cardenal Carlo María Martini de preparar un nuevo Concilio. Una oportunidad para aprender a montar y no perder los estribos.

Thursday, September 07, 2006

Patricio Rojas y ''el silencio de los corderos''






José Tohá, prisionero, le anunció a su esposa que lo iban a matar cuando estaba internado en el Hospital Militar; Augusto Lutz le escribió a su familia que lo sacaran de ahí, luego de ser intervenido en el mismo hospital; y Eduardo Frei también le escribió a su familia que lo sacaran de inmediato de ahí, tras ser operado por segunda vez en la Clínica Santa María. Los tres, en vida, dieron señas inequívocas de un inminente desenlace, antes de su agonía.

En los tres casos no ha habido proceso judicial en contra de nadie y, por ende, sentencia, ni se ha establecido una verdad jurídica sobre que hayan sido asesinados. No obstante, en los tres hay evidencias, de diferentes cualidades, de que hubo intervención de terceros. En el caso de Tohá hay una convicción absoluta y en los otros dos, aunque relativa, hay méritos para creer que sí hubo.

En dictadura, las denuncias judiciales en contra de los que resultaran responsables o de los agentes de los servicios secretos civiles y militares o no eran investigadas o, si lo eran, nunca se llegaba a una sentencia, menos se establecía una verdad jurídica. Sin embargo, para una parte muy importante de la sociedad chilena, en forma declarada o no, sí se tenía la convicción de que eran crímenes políticos de la mano de civiles o uniformados al servicio del régimen militar.

La convicción de que Orlando Letelier había sido asesinado por agentes de la policía secreta de la dictadura se formó más de 15 años antes de que tribunales chilenos dictaran una sentencia en contra de los jefes de aquella policía. La convicción de que Carlos Prats fuera asesinado por la misma mano no ha tenido que esperar un fallo judicial en los tribunales chilenos, aún pendiente. La convicción de que el atentado a Bernardo Leighton fue una decisión de la policía secreta chilena no requirió siquiera de un proceso en Chile, e incluso en nada varió cuando la Corte Suprema negara extraditar a su jefe a Italia.

Por qué no creer ni levantar como principal hipótesis que Eduardo Frei Montalva fue asesinado, más aún cuando desde hace seis años comienza a formarse un voluminoso expediente judicial que evidencia hechos (no conjeturas) increíbles. En este contexto, llama la atención que el ex ministro de Defensa del primer gobierno de la Concertación, Patricio Rojas llame a poner un punto final al debate suscitado por las revelaciones de la investigación judicial a través del programa de televisión Informe Especial.

Extraño eso de convocar al silencio, una práctica tantas veces impuestas por la dictadura cuando las palabras en voz alta incomodaban. Raro eso de invocar el ideario democratacristiano para pedir respeto a la familia de varios médicos, entre ellos la del doctor Silva Garín, su pariente. Su aparición de aspecto glacial, lenguaje áspero y mensaje chocante fue otro ingrediente de una trama minada de sorpresas y todo indica que no será la última de este empinado y poderoso funcionario del cuarto gobierno de la Concertación.

Sunday, September 03, 2006

El secreto deseo de ser vampiro

Vampiros escaparon de la boca del prominente senador. Un sobresalto sacudió a políticos y empresarios que suelen acudir al ágora mediático. Una mezcla de temor y furia se dejó caer sobre el sorprendente parlamentario. Algunos vieron la presencia del endemoniado tiempo de la batalla de Chile (1970-1973), o el paso de una nube espectral cargada de odios y de descalificaciones a punto de precipitarse como piedras, o la reaparición de un nombre, aún vivo, que reconcentró la inquina en los años siguientes a la batalla. Consternación en la plaza y no es para menos si se trata de vampiros sin control.

Criaturas que se alimentan de sangre de seres humanos para mantenerse vivos e incrementar su población. Criaturas provistas de fuerzas sobrenaturales: bebedoras o chupadoras de sangre humana que disfrutan como dioses. Vampiresas y vampiros, criaturas de intensa atracción y repulsión a la vez: paralogizan, cautivan hasta entregarse a éstas sin más. Poderosos, atractivos y seductores se desplazan sigilosos en la penumbra bajo diversas formas. Estos seres son potentes surtidores de abundantes metáforas.

Estas figuras de la retórica son peligrosas para el discurso político. No obstante, cuantas veces la idea de la sangre que circula por venas y arterias del cuerpo humano se ha trasladado al sentido del dinero que circula por los mercados del sistema económico. La sangre y el dinero cumplen funciones semejantes en organismos diferentes. Ambos elementos son vitales, fluyen, aunque precisan regulación, de lo contrario la vida que animan se altera, trastorna o sucumbe.

La idea vampírica del chupasangre se asocia a la idea explotadora del empresario que consigue una ganancia excesiva a costa de sustraerle valor al trabajo. Esta idea no sólo se aplica a la relación empresario-trabajador, sino también se da entre empresario-empresario. Grandes empresas succionan dinero a sus proveedores (otras empresas) pagando a 60 o 90 o hasta 120 días, lo mismo hacen medianas y pequeñas empresas, hasta llegar al último eslabón, la microempresa y el trabajador independiente que le provee servicios.

Cada uno pone a trabajar el dinero del otro, acumulando sumas extraordinarias que le dará más fuerza. Todos se contagian, como el vampiro que chupa la sangre e incorpora a su víctima en la legión. Hoy, la norma (lo “normal”) es el funcionamiento de este mecanismo de succión, producido en ese lado opaco (no transparente) de lo cotidiano, como la atmósfera de penumbra en que se mueven los vampiros.

El Fisco también ha sacado ventajas (fuerzas) de esta práctica de beber del dinero de sus proveedores (empresas particulares). Sin embargo, la Presidenta cogió una estaca, apuntó al corazón y anunció el fin de cancelar sus compromisos a más de 30 días. Pero, el estacazo ¿dio en el blanco?

Tras la pasión del senador y el temor de sus contradictores, asoma la evidencia de un sistema económico que incita a los empresarios de todos los tamaños a sorber y sorber del dinero del otro y mientras más, más satisfacción.

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Pablo Portales, periodista

Thursday, August 24, 2006

La seductora perfección


Por Pablo Portales

La cámara se paseó por los cuatro secretarios generales de los partidos de la Concertación. Ingresaban al gabinete de negocios de Sebastián Piñera. Cada uno estrechaba la mano del anfitrión, acompañada de sonrisas complacientes. La escena se cerraba en un semicírculo en que el propietario era la atención de los recién llegados, el dueño de la situación.

La cita política se produce cuando el empresario a tiempo completo y político a ratos es desafiado desde diferentes ángulos. La Superintendencia de Valores le investiga dudosas operaciones en bolsa; Renovación Nacional, su partido, lo reta a optar de una vez por todas entre los negocios y la política y los aliados de la UDI continúan fustigándolo, más aún, cuando, Joaquín Lavín, su más cercano, cumple jornada académica completa.

Los visitantes van a hablar con el hombre de negocios del sistema electoral binominal, un mecanismo que todos prometieron cambiar, incluyendo al ex candidato presidencial Piñera, pero que ahora en vez de cambio se prefiere usar el término perfeccionamiento, distinción nada inocente. Mientras cambiarlo sería elaborar un sistema electoral sustitutivo, contrario del actual, perfeccionarlo es dotar al actual sistema de un mayor grado de excelencia.

El binominalismo actúa como depredador de la soberanía popular, principio identitario de la República: el ciudadano ya poco elige y más ratifica lo que otros han elegido. Como lo señaló el Presidente Lagos en su Cuenta al país del 21 de mayo de 2004: “el sistema binominal va a ser la muerte de nuestro sistema democrático (...) la decisión del elector se va tornando cada vez en más irrelevante”. Palabras fuertes, pero que se las llevó el viento.

Entretanto, una fuerza, como la de un ventarrón, desplomó a la Comisión Böeninger, encargada de sentar bases para un nuevo sistema electoral. Todos, sin distingos, concertacionistas y opositores, la lapidaron sin un atisbo de clemencia. Böeninger, otrora halagado por “moros y cristianos”, fue literalmente “ninguneado” por los mismos, luego de proponer establecer una cierta proporción del voto de cada ciudadano, de acuerdo al número de habitantes en los distritos.

Unas bases reformistas insoportables para quienes prefieren conservar la seguridad de ser electos (o ratificados) en territorios (distritos) conocidos y no arriesgar en unos desconocidos. “Ya se habla de que vamos a tener un próximo Senado empatado: usted elige a uno y yo elijo al otro”, decía el Presidente Lagos el 2004.

La Presidenta Bachelet puso más énfasis en el plebiscito ciudadano para dirimir el asunto del binominal, que en el debate parlamentario. Con ello, parece decir que en los partidos predomina una actitud complaciente -como la exhibida ante las cámaras por los cuatro secretarios generales concertacionistas al ser recibidos por Piñera- con la idea de perfeccionar, es decir, modificar algo, pero que no llegue a amenazar la estabilidad de quienes detentan, sean personas o partidos, los cargos de diputados y senadores actuales.

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Pablo Portales, periodista

Saturday, August 19, 2006

Quién mató a Frei: Una respuesta que hiela






Durante la segunda quincena de julio fue expuesta en todo el país la cabeza retratada del ex Presidente Eduardo Frei Montalva en los kioscos de periódicos y revistas. A su lado, grandes letras titulaban: QUIÉN MATO A FREI. Su formato evocaba esos carteles del Far West: SE BUSCA. Y es verdad, se busca el o los nombres y apellidos de quienes envenenaron su sangre cuando yacía en cama en el posoperatorio de una sencilla intervención quirúrgica en la Clínica Santa María.

Frei fue el cuadragésimo Presidente de la República de Chile, desde la Primera Junta de Gobierno de 1810 y el primero asesinado, después de once años de haber dejado el gobierno y un año y medio después de ponerse a la cabeza de la disidencia de la dictadura de Augusto Pinochet, sostenida por las Fuerzas Armadas y de Orden.

Un titular para vocearlo como en la época republicana, en el espacio público urbano: ¡¡QUIEEEN MATÓ A FREI!! Una pregunta del quincenario, cuya periodista nos va descubriendo en su relato cómo el destino del político queda en manos de médicos de la CNI. Llegan junto a la cama del convaleciente y en la penumbra y quietud nocturna tienen a su disposición el cuerpo (y el destino) del ex Presidente.

Ante la interrogante dramática, colgada a la vista de todos, la respuesta fue de hielo, estremecedora: un silencio abismal. Ni una palabra, ni un gesto, ni una mueca insinuante. La respuesta a Quién mató a Frei en 2006 fue la que sólo puede producir un cementerio. Si pensáramos unos segundos que hubiera sucedido si este mismo titular hubiera amanecido en esos semanarios, hoy desaparecidos, que prendían de los kioscos en 1988, ¿cuál hubiera sido la respuesta?...

Frei fue asesinado, es la convicción de un juez que intenta dar con nombres y apellidos. Certidumbre transmitida por su hija mayor y su hijo mayor, este último también ex Presidente de la República y el abogado de la causa. Pero la muerte de Frei no es asunto de una familia ni de un partido, ni el suyo, que mantiene un silencio irreproducible, ni siquiera de los demócratas chilenos. Es más, a Frei, como a miles de chilenos, los mató el Estado de la época, sus hechores, encubridores, colaboradores (como el propio chofer del ex Presidente) actuaban por órdenes jerárquicas, haciendo uso de medios oficiales y se les cancelaba por estas misiones.

Dar con los nombres y apellidos es tarea ardua, más aún cuando instituciones del Estado, como el Ejército, no colaboran, apelando a lo mismo de siempre: nada tenemos que decir. Los demás: partidos, congresistas, medios de comunicación, líderes de opinión optan por el mutismo. Al ver a esta nueva pléyade de jueces que buscan con afán y en forma prolija nombres y apellidos de quienes se les instruyó matar, saltan a la memoria esas certeras palabras de un ex Presidente “les faltó coraje moral” refiriéndose a la Corte Suprema bajo la dictadura. ¿Qué le falta a este establisment político-mediático-institucional para que no se reste a la búsqueda de la respuesta de Quién mató a Frei?

Pablo Portales, periodista.

La mano de Sebastián Piñera

Por Pablo Portales

Cuando colgaba la cabeza retratada del ex Presidente Eduardo Frei Montalva en los kioscos de diarios y revistas (Quien mató a Frei: una respuesta que hiela, 10 de agosto 2006) aterrizaba el empresario-político-ciudadano privado Sebastián Piñera de su circuito mundialista.

Colmado de optimismo apareció como en su casa, en el campo deportivo de la Universidad Católica de Santa Rosa de Las Condes. Entonces, contó a periodistas que no sólo se había derrumbado el muro de Berlín que separaba el mundo en Este/Oeste, sino que también se había desplomado el que dividía el mundo en Norte/Sur, el mismo que Frei Montalva buscaba comunicar desde la Comisión Brandt en 1981.

El viajero, exultante, notificaba que el mundo era uno, que las oportunidades estaban ahí, al alcance de la mano, que cualquier país serio y responsable podía llegar a sentarse a una mesa bien dispuesta y, concluía, sólo faltan ganas, deseos, entusiasmo, voluntad para lograr el desarrollo y el bienestar. Así de simple.

Luego, cada periodista lo paseó por las contingencias de la política, de los negocios y de la farándula, hasta que recaló a la pregunta de si estaba disponible a contribuir con iniciativas a despejar los obstáculos que impedían dar con los autores del crimen contra en el ex Presidente de la República, más aún, cuando existía convicción en el juez instructor y en la hija y el hijo mayor, el actual Presidente del Senado, que la vida de Frei Montalva había sido víctima por la acción de terceros provenientes de entidades de la dictadura.

Sin pausa, descartó que el juez hubiera expresado convicciones al no haber dictado sentencia, que la hija mayor se manifestaba con pasión, por lo que le restaba validez y su hijo mayor, por el contrario, si bien se pronunciaba porque habría sido asesinado, lo hacía muy moderadamente. En suma, sólo cabía esperar las resoluciones judiciales.

La respuesta evoca uno de los tics de personeros del pasado cuando se veían enfrentados ante denuncias desde dentro y fuera del país sobre secuestros, torturas, muertes y desapariciones. Todos esos supuestos hechos estaban en manos de los tribunales, y mientras no hubiera pronunciamiento judicial, nada había, decían.

El veneno inoculado al cuerpo de uno de los más reconocidos líderes políticos chilenos del siglo XX no parece corroer la duricia que cubre la piel de sus pares. La justicia con Letelier llegó de la mano de Estados Unidos, con Prats de la mano de Argentina, con Leighton faltó coraje para que llegara de la mano de Italia. Con Frei Montalva ¿llegará de la mano de Chile? Al menos, la mano de Piñera no está disponible, como otras tantas.



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Pablo Portales. Periodista