Saturday, October 10, 2015

EUROPA, SIN VALORES

La estudiosa del Estado Islámico, Loretta Napoleoni, autora de El Fénix Islamista (2014), experta en terrorismo, advierte sobre una Europa sumida en la confusión. De crisis en crisis, se vacía de valores. Sus ciudadanos no se reconocen europeos y sus estados fragmentados no muestran capacidad para incidir en el mundo internacional. La experta abrió el segundo ciclo de Diálogos sobre la identidad de Europa. Sin  demora, desconcertó con palabras sobre un auditorio, en el del Centre Cultural El Born (Barcelona), habituado a “pasar pantallas”.  

Loretta Napoleoni: "Euopa parece siempre de duelo"


La intelectual, incomoda

Loretta Napoleoni dispara apenas toma la palabra: “Angela Merkel descubre una crisis cuando está en medio de ella”, aludiendo al reclamo que hizo el día anterior: “Europa debe estar unida ante la crisis de refugiados (de la guerra en Siria)”. Desde 2011, miles de sirios huyen en forma ininterrumpida de una guerra en que participan múltiples actores patrocinados por diversos países. “Decepcionan los líderes europeos”, afirma.

Pero a continuación, la estudiosa  dejó caer algo poco reconocido. Uno de los actores de la guerra, el  Estado Islámico (EI), en tres años ha logrado extender y consolidar territorios como nadie después de la Segunda Guerra Mundial, con una  percepción aguda de la situación mundial y de la región, lo que evidencia dos de sus características: pragmatismo y modernidad, aunque ésta última eclipsada por el uso de medios brutales que lo identifican con el terrorismo.

Sin tregua, la experta -máster en terrorismo por la London School of Economics- , vuelve a sorprender, o incomodar, cuando revela la ineptitud del mundo occidental al descubrir el EI en 2014, cuando existe desde 2003, entonces Estado Islámico de Irak, ISI, dirigido por Al Zarqawi,  y sus palabras que deslumbran no acaban de sorprender: EI no es una entidad “únicamente terrorista”, sino portadora de un proyecto político: la construcción del Califato. 
 
Estado Islámico y consenso

Aunque se le parezca, por su carácter terrorista, EI es muy diferente a Al Qaeda, surgida del yihadismo antisoviético (en Afganistán), que quiso ser una vanguardia y derivó en una organización terrorista transnacional, nunca logró conquistar territorios. Bin Laden identificaba a un enemigo remoto: Estados Unidos, mientras que Al Zarkawi  (muerto en 2006) y su sucesor, Al Bagdadí, identifican como enemigo principal algo tan próximo como los chiítas.

Al Bagdadí es un convencido del principio: “si no controlas un territorio no eres nadie”, dice Napoleoni.  El dominio de territorios le ha permitido explotar recursos económicos (petróleo, agua, áreas agrícolas) y recaudar ingresos mediante el cobro de impuestos.

EI ha tenido la visión de asociarse a tribus suníes locales, a las que incorpora al califato como socios - ciudadanos de un estado moderno- y no como población conquistada para explotar. Ellos gestionan y comercian dichos recursos, y el EI le asegura protección, seguridad y una vida más digna por medio de programas sociales (sanitarios y beneficencia), evitando el peligro de suscitar hostilidades de la población local y proyectando una imagen que le ha permitido incorporar combatientes y lograr legitimidad interna en sus dominios.

Esta política -atraer e incluir  en forma productiva la población civil- tiene como perspectiva independizarse de sus patrocinadores externos. Por eso es importante el control de fronteras, que le permite recaudar ingresos  por medio del cobro de impuestos por entradas y salidas de bienes que siguen las rutas de contrabando, como también de millares de personas que emigran. EI se estima que recauda entre 300 a 400 mil dólares al mes por el movimiento de bienes y personas, cifra considerable para la región..

Terror y seducción

El  suministro de armas ha venido de países con gobiernos sunitas: Arabia Saudí, Qatar y otros estados del Golfo, pero también de los antiguos arsenales de Hussein y Gaddafi, y del armamento incautado en los triunfos bélicos en Irak y Siria.  Además, los generales del Califato proceden del Ejército y de los servicios de inteligencia de Sadam Husein, consiguiendo la formación de un ejército moderno y disciplinado, muy diferente al de las habituales organizaciones terroristas.

La especialista Napoleoni explica que la brutalidad (torturas y degüello de personas secuestradas y destrucción de patrimonio histórico) difundida por el propio EI  busca producir horror, paralizar, como lo hicieron los nazis alemanes, a diferencia de las campañas persuasivas que emprenden en busca de simpatías de la población local y para atraer a una población  musulmana dispersa por el mundo, a menudo, menospreciada y desconcertada.

Cuatro mil jóvenes residentes en Europa se han incorporado. Sin perspectivas, la mayoría de las veces, discriminados o excluidos, éstos no se sienten europeos ni tampoco del mundo de sus padres. Desorientados, buscan vía internet  expectativas, algún futuro y se encuentran con los mensajes del EI. Sus contenidos, transmitidos por las redes móviles de los jóvenes, con lenguaje adolescente, calan en la intimidad de alguien confuso y enciende entusiasmo: “Vengan a construir una nación”; “Aquí podrán ser sus padres-fundadores”; “Aquí tú eres necesario con nosotros”. En Europa los hacen sentir que no lo son.

Napoleoni puntualiza que tanto el nacionalismo como la religión juegan su papel: dar un sentido de trascendencia a esas vidas y dotarlas de unas normas, disciplina. A las mujeres las invitan a ser madres fundadoras, casarse con héroes. EI les propone cambiar el mundo, apela a sentimientos compartidos entre los jóvenes, descolocando al occidental que observa, a través de sus lentes, insólito como optan  por enrolarse en una guerra lejana, más todavía llevada adelante por organizaciones  que consideran pre-modernas.

Europa, sin ideales

La analista se pregunta por los ideales de Europa. Van despareciendo crisis tras crisis. Reconoce su pesimismo sobre la Europa actual, “parece siempre estar de duelo”, “hay  resentimiento entre sur y norte”. Advierte la falla en los estados, incapaces de federarse en forma integrada, como lo hizo Estados Unidos, y los ciudadanos no se sienten europeos, parecen quererlo, pero no lo son.

A Europa una guerra vecina se le cuela con la llegada masiva de refugiados. Napoleoni es rotunda: la guerra Siria sólo podrá resolverse con Rusia, pero la Unión Europea (UE) sanciona a Rusia por su intervención en Ucrania, con la que ahora, paradojalmente, Putin negocia. La UE se confunde con la OTAN cuando, creyendo que Estados Unidos había resuelto el problema en Irak,  decidió expandir sus fronteras –y las de la OTAN- hacia el Este.   

Ahora, poner los pies en la tierra en Siria, según la experta en terrorismo, sería buscar esforzarse por un acercamiento hacia los dirigentes tribales, que no ejecutan personas y convencerse que el Califato sería más un federación con sus taifas que un imperio, como el de hace siglos. EI es antichií, no anticristiano, por lo tanto en su mira está Teherán, no Roma.