Thursday, May 23, 2013

LA CIGÜEÑA VIENE DE EL SALVADOR

La cigüeña trae tres historias de niños desaparecidos. Viene después de 20 años de que el ejército y la guerrilla salvadoreña suscribieran la paz. Un cineasta, una periodista y tres salvadoreños reencontrados propondrán a los chilenos a que los acompañen en un viaje por la memoria.  Cuando la cigüeña posa en tierra firme, comienza el recuerdo y la reflexión que explican lo sucedido. 



La paz de hace 20 años, motiva

La Cigüeña Metálica (2012) volará desde El Salvador a Chile en junio próximo. La película fue seleccionada y competirá en la sección latinoamericana del Festival Internacional de Documentales de Santiago (24-30 de junio). El documental  viajará acompañado del cineasta catalán Joan López, director de 11 documentales, 4 de ellos con temas latinoamericanos, como Utopía 79 (2006), una proyección crítica de la revolución sandinista en Nicaragua.

El 20 aniversario de los Acuerdos de Paz de Chapultepec (1992), entre el Ejército salvadoreño y el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, incubó la idea de Ana Paola Van Dalen -periodista que trabajó en la Asociación Pro Búsqueda- de alumbrar historias sobre la desaparición forzada de niños durante la guerra civil (1980-1992).

El ejemplo chileno

La Cigüeña metálica es esa imagen viva de los helicópteros que volaban a los campos de la guerra, volvían con niños desgarrados de sus familias y luego eran entregados a orfanatos y familias en adopción. Esa es La cigüeña que se posará en Santiago transportando, ahora, tres historias diferentes que tienen en común ser hijos de campesinos exterminados.

Los helicópteros anunciaban operaciones contra la población civil, de un Ejército que había tomado como modelo la organización prusiana a través del Ejército de Chile, desde comienzos del siglo XX, ejemplo por su disciplina y eficiencia basada en la obediencia ciega y en la veneración de la autoridad superior.

Es, a su vez, un Ejército, como el chileno, con financiación y entrenamiento en Estados Unidos en el marco de la lucha contra el enemigo, el comunismo, a través de la implantación del  terror: secuestros, tortura sistemática y desaparición forzada de personas.


Joan López registra en forma cinematográfica los campos de la memoria
Se suben al helicóptero

La sinergia producida  -combinación de idoneidad investigadora en derechos humanos de Van Dalen y experiencia cinematográfica en América Latina de López- procrea un documental consistente y creativo. La cámara, apoyada en referencias visuales y verbales, va descubriendo un relato vedado a causa del mal, es decir, de la voluntad genocida, de exterminio.

Ambos, el director y la guionista, consiguieron contratar y subirse a un helicóptero del Ejército salvadoreño como los que operaban durante la guerra y desde la misma base militar de hace 20 años. Así, filmaron los escenarios naturales violentados desde donde fueron arrancados los tres niños que protagonizan el documental: Ana Lilian, Ricardo y Marta.

Las tres historias ruedan

La de Ana Lilian es la más dramática. Recuerda la masacre, cuando tenía 8 años, y después de horas junto a los cadáveres destrozados de sus padres y hermanos, logró levantarse, caminar, evitar a los soldados, hasta ser auxiliada. El mal ha dejado en ella un vacío, una soledad que ni siquiera la ha podido superar teniendo hijos, tiene siete hijas.

La de Blanca es la de un bebé que no recuerda a sus padres. Criada en un orfanato, pronto fue adoptada por una familia española. La ausencia de sus orígenes la marcan. Lejos, con su vida en Pamplona, participó con dudas. En el rodaje conoció a un hermano, radicado en Francia. Al final, cuando vio el documental, llamó al director y muy emocionada, llorando, le dijo: “Vaya regalo que me habéis hecho”.

La historia de Ricardo es la del niño que es entregado en adopción a una familia del ejército. La madre adoptiva recuerda: “yo había pedido una hembrita, pero lo militares me trajeron un varoncito”.  La contradicción se afianzaría en el joven que alistado en el ejército. Fue por unos meses y no llegó a ir al frente. Ricardo convive con la dualidad de familias. Lo hace como activo creyente evangélico, lo que le permite ordenar y conciliar su vida.

La mirada del cineasta: el reconocimiento

El cineasta se interesa por los  temas del pasado, como en sus  documentales de Nicaragua e Irlanda del Norte. Calmadas las excitaciones que alejan de la realidad reemplazándola por la simplicidad del negro y blanco, dice: lo importante es como lo protagonistas han aprendido.  Conseguirlo requiere respetar los tiempos de reflexión y decantación de la experiencia, para que la expliquen con los matices propios de la realidad verdadera.

Con esta mirada, el director pone La cigüeña metálica en la dinámica del reconocimiento, de un relato conmovedor,  indispensable para aceptar una verdad siempre susceptible de ser secuestrada por el poder a través de amnistías o discursos que proponen lo mismo: el olvido.

En El Salvador se ha puesto el acento en la verdad: descubrir y documentar las violaciones de los derechos humanos. Es lo que hace La cigüeña metálica, como también propone una justicia ligada a la dignificación de las víctimas, a ser percibidas como personas, lo que exigiría cumplir con otro rasgo de la justicia: la reparación moral, económica, laboral y social. 

A 20 años, la paz anda

La vigilia para no caer en la desmemoria exige una sociedad con una conciencia arraigada de su propia historia. El documento cinematográfico de López vela por eso, que se profundicen las  condiciones que eviten deslizarse hacia situaciones como las de hace más de 20 años.

En estos días, esa conciencia la ha jugado la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia al obligar al gobierno de centro-izquierda de Mauricio Funes a cesar al Ministro de Seguridad y al Jefe de la Policía Nacional Civil, el general David Munguía Payés, ascendido en noviembre de 2011 y el general Francisco Salinas en enero de 2012.

Los impugnadores de la decisión gubernamental, entre otros, el director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (UCA), Benjamín Cuellar,  sostenían que la decisión de Funes contravenía la Constitución y los Acuerdos de Paz de 1992 que prohíben “militarizar la seguridad pública”.

Monday, May 20, 2013

¿QUIÉNES SON LOS QUE CENSURAN "EL DIARIO DE AGUSTÍN"?

La censura de la televisión abierta se resiste. Los canales, en forma discrecional, no dan explicaciones. Así se actuaba durante la dictadura milita. No aceptan exhibir El Diario de Agustín. Pero, su director, el cineasta Ignacio Agüero no pierde la paciencia. Y  predice: seguirá siendo noticia, porque los censores no quedarán impunes y el veto de la televisión en abierto cederá. Al menos, la comisión de DDHH de la Cámara de Diputados abre una investigación.   
  
5 años “en cartelera”

A cinco años de su estreno (2008), El Diario de Agustín se mantiene “en cartelera”. Es el documental más visto entre los ocho más destacados de Agüero y al mismo tiempo la producción cinematográfica más censurada en Chile, en particular, aunque no exclusivamente, por la televisión chilena.

Al año siguiente de su aparición, en 2009, El Diario de Agustín recibió el primer empellón. La Universidad Católica, sede y auspiciadora del Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOC), a pocos días de su inauguración, presionó a los directivos del Festival a que reemplazarán el film que abría el evento.

Los directivos del Festival no aceptaron y El Diario de Agustín pudo “leerse en la pantalla”. La Universidad sólo quitó su marca de promoción para ese día. Así como en 1967, los estudiantes de la Universidad Católica colgaron el cartel “El Mercurio miente” en el frontis del edificio, ahora se proyectaba, en la misma Universidad, lo que El Mercurio hizo los 40 años siguientes.

Los censuradores

Pero eso –exhibirla- parece insoportable para los funcionarios -ejecutivos del establishment político-financiero-mediático.

En enero pasado, el director de Televisión Nacional, Mauro Valdés, rompió unilateralmente el contrato (de mayo de 2010), a pesar que la película estuvo tres veces en la programación nacional y otras tres en la señal internacional, pero en forma inexplicable nunca se proyectó.  La decisión del director fue avalada por el directorio del canal público, donde está representado todo el espectro político parlamentario chileno. 

En marzo pasado, el director del Museo de la Memoria, Ricardo Brodsky, desbarató, dos días antes, la realización de un debate sobre la censura a la película  sin dar argumentos. En la mesa participarían dos ex miembros del directorio de TVN, Francisco Vidal y Faride Zerán y el dirigente juvenil, Giorgio Jackson.

En abril, el empresario del canal ARTV, Luis Venegas incumplió un convenio de cesión de derechos y quitó la película, la última que exhibiría el canal dentro de un ciclo de documentales de Agüero. Tampoco hubo explicaciones.

La fuente exclusiva de El Diario de Agustín Edwards era la DINA de Manuel Contreras
  
Edwards,  observa

Mientras tanto, Agustín Edwards observa impasible. El censurador es un alto funcionario, señala Agüero. Para éstos, el objetivo número uno es mantener su cargo –público en muchos casos- y cuando lo dejen, puedan conseguir uno nuevo sin que nadie pueda evitarlo. Por eso sus decisiones no pueden contrariar a los poderosos, porque éstos con sus redes sí que podrían frustrar sus ambiciones.

Agüero cuestiona la falta de ética de esos funcionarios que en virtud de mantener un status,  son cómplices de los crímenes de la Dina que, como documenta El Diario de Agustín, El Mercurio justificó y avaló. La censura silencia, oculta: “yo no quiero que esto se vea”. Por eso es gravísima la censura, concluye el cineasta.

Los partidos, callan

En Chile, la película tiene eco, pero disperso. Los apoyos corporativos son escasos. Recién, la  Asociación de Documentalistas de Chile (ADOC) la ha respaldado y procurado la adhesión de festivales y entidades culturales internacionales.

Ningún partido político, de derecha, centro e izquierda se inquieta por la extendida censura  que ejerce el poder mediático público y privado y que transgrede los derechos ciudadanos de recibir informaciones y opiniones de diferentes procedencias. Ninguna palabra, callan.

Por sobre estas responsabilidades, pareciera que prevalece, como en el caso de los funcionarios que censuran, la idea extendida de que es mejor estar bien con El Mercurio de Agustín Edwards  que a través de sus páginas es el que legitima a toda la clase política chilena.     

Sin embargo, la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, presidida por la diputada Ximena Vidal (PPD), sí que ha tomado la iniciativa Tras citar al director y productor de El Diario de Agustín, la comisión acordó citar al Presidente del Directorio de TVN o a su Director, al Presidente del Colegio de Periodistas y propondrá que la película se exhiba en el Parlamento ante diputados y senadores y éstos puedan conversar con los realizadores.

El interés en Chile…

La resistencia de la televisión pública y privada chilena choca con el interés del público. Una muestra elocuente de como los ciudadanos están lejos y contradicen al establishment chileno. 17 mil personas asistieron a los cines Alameda y Normandie durante seis meses. El semanario The Clínic vendió 6 mil copias en DVD. La película expuesta en You Tube y distribuida masivamente en DVDs “piratas” dificulta medir su gran impacto.

Un documental visto desde Arica a Magallanes a través de canales alternativos: desde salas de cines, aulas universitarias, centros comunitarios, requerido muy especialmente por jóvenes que llenan espacios culturales.

…y en el mundo

También El Diario de Agustín impacta en auditorios internacionales. En las televisiones públicas de todos los países ibero-americanos se ha proyectado, excepto Chile.

La última experiencia fue en la primera quincena de mayo en la Filmehaus de Saarbrücken (Alemania). Un público de alemanes, chileno-, alemanes y chilenos, sorprendido con el contenido político de El Diario permaneció en la sala durante más de una hora. El relato y las imágenes de El Diario les provocaban una serie de preguntas nuevas e inquietantes sobre la idea que tenían del Chile democrático.   

Tuesday, May 14, 2013

"EL OTRO DÍA", EN MADRID…

La última película del director de cine, Ignacio Agüero innova en la manera de mirar y hacer documental. Apuesta firme por el azar en su inserción cinematográfica a una realidad multidimensional. Propone una narración sin guión para que el público se sorprenda, descubra y lea por sí mismo esa realidad siempre en movimiento.   

El azar

Son las 22.30 en la sala Azcona, la principal de la Cineteca ubicada en el Centro de Creación Cultural Matadero-Madrid que, desde 2005, ocupa el recinto del ex Matadero Municipal clausurado a fines del siglo XX. El director de cine-documental, Ignacio Agüero, levanta la vista hacia el público y les dice que no se preocupen si se quedan dormidos, porque cuando despierten, la película de 120 minutos  El Otro Día- seguirá rodando.

Dos horas después –ya al siguiente día- el público, desvelado, comienza a inquirir al director explicaciones sobre una filmación hecha por sucesivas y sugerentes interrupciones. Un documental, fuera de lo común, había logrado activar las mentes de un público, probablemente no habituado a seguir una narración sin guión, salpicada de imágenes.

El trabajo de Agüero se sustenta en darle un amplio campo al azar. La incertidumbre define el documental, a diferencia de la  ficción, donde  toda acción está escrita, prevista y ensayada. En este documental la acción está ocurriendo siempre y su riqueza está en aceptar el ingreso de lo imprevisto.

Sin guión

La primera sorpresa sobre El Otro Día surge cuando se pregunta de qué trata. La mente busca palabras y no las encuentra fácilmente. La respuesta no es evidente, a diferencia de  sus competidoras en el festival: Google and the World Brain sobre Google books; The Gatekeepers sobre el servicio de inteligencia israelí (Shabak) y Fallen City sobre el terremoto de Sichuán.

Agüero responde: “mi documental trata de cómo estar en un lugar y desde ahí leer el espacio”. Así, abandona la noción que para hacer una película se necesita una gran idea (la construcción de un cerebro mundial) o un gran tema (el servicio de inteligencia de un país) o un gran suceso (un terremoto). Se libera del guión que limita la capacidad creativa del cineasta y estrecha las posibilidades de conocimiento del espectador.

Llaman a la puerta 

El lugar elegido, en El Otro Día, es la casa del director de la película. A través del lente de su cámara la observó durante un año (abril de 2011 a abril de 2012). En ese tiempo se revelaron  una diversidad de objetos y situaciones que habitan o suceden en la casa. 

Uno de esos es el timbre que interrumpe en forma intempestiva. La puerta de casa se abre y Agüero se conecta con otro espacio -la ciudad- a través de las personas que llaman y así éstas son incorporadas a la película proponiéndoles ir a sus propias casas. 

El director se traslada hacia diferentes lugares de la ciudad en distintos momentos de la película. Llama a la puerta de los que lo han hecho en la suya: el vagabundo que mendiga comida, la barrendera que solicita un vaso de agua, la mujer que pide una cosita, el cartero que entrega la carta, el escritor que pide permiso para estacionar su auto y la joven que le  demanda un trabajo.

Se produce una especie de “devolución de mano”.  Así como ellos le han pedido algo, el cineasta les pide registrar imágenes y conversar en sus espacios, los de sus propias casas.  Todos se igualan como cohabitantes que en un momento inesperado hacen contacto y se necesitan. 

Un juego de interrupciones

En El Otro Día, el director propone al público hacer, como él lo ha hecho, su propio viaje o lectura de un espacio reconocido por todos: la casa.  La narración cinematográfica ambiciona que transcurra a ras de una realidad siempre cambiante, incluso la rutinaria, como la luz que indica el amanecer y el atardecer.

La película trata de un juego de interrupciones y asociaciones de muchos elementos que ingresan en forma fragmentada y efímera. Algo similar al funcionamiento cotidiano de la mente humana, cuando concentrada en algo cambia en forma súbita, aparece una imagen y luego una nueva, sin orden alguna. Una mente en movimiento, saltando de un asunto a otro.

El público puede fascinarse con El Otro Día si opta por viajar explorando, junto a la cámara, dispuesto a sorprenderse con el encuentro de lo inesperado. O lo que es lo mismo, haciendo su propia lectura del espacio relacionando una multiplicidad de objetos y situaciones que van y vuelven. 

La foto del beso

El Otro Día comienza con un hecho sorprendente. Se trata de una fotografía –hallada por azar en una libreta de recetas de cocina tras el fallecimiento de su madre- que retrata un beso de sus padres en la isla Quiriquina. 

La cámara capta como la luz del sol se desplaza tocando los cabellos de su padre hasta llegar a iluminar el beso en forma magistral, como si se tratara de una escena dirigida por un iluminador teatral. Es un gran momento para comenzar una historia.

La foto del beso es en una isla que a su vez es una base naval. Él es marino. La cámara se vuelve y capta un libro de Charles Darwin, un gran navegante y surge una imagen de un buque atravesando los mares australes. 

El relato  del director se desarrolla con el movimiento de la cámara: mi hermano mayor ingresó a la escuela naval, mi hermana se casó con un marino, yo poseo título de marino por el hecho de cruzar en dos oportunidades el estrecho de Drake y mi hermano, Felipe, fue torturado por marinos, después que la Armada participara en un golpe de estado: “¿qué hubiera dicho mi padre (fallecido 20 días después del triunfo de Salvador Allende) de los marinos que torturaron a su hijo?”. Uno de los hijos del director aparece en una foto vestido de Arturo Prat.

Una lectura específica del espacio habla de la presencia destacada de la marina; una otra, más general, revela una casa silenciosa interrumpida por la acción del viento sobre los árboles, de los pájaros que chillan y juegan en el agua y del gato que acecha, mira y salta.

Una manera de ver y hacer

También El Otro Día permite al espectador hacer lecturas del espacio de la ciudad. Las interrupciones del director en los espacios ubicados en los márgenes de la ciudad, por ejemplo, revelan en unas imágenes sorprendentes, como se yuxtaponen el no-lugar posmoderno con residuos del lugar rural, cuando no separan más de 30 metros el paso estridente de grandes camiones por la autopista y el paso de un tropel de gallinas que cruzan la calle de población.

El Otro Día de Ignacio Agüero nació, por una parte, de su atenta observación a un habitante de Villa Alegre, que en las mañana se levantaba a filmar espacios de su pueblo en un proyecto de contar la historia de la ciudad rural. Por otra, de su convicción que el documental debe ofrecer una realidad multidimensional para que el espectador haga su propia lectura de ella, estimulado por una cámara generosa en captar esa realidad sacudida constantemente por interrupciones desde espacios reconocidos por el público, y un montaje atento para atraer y sorprender a un público dispuesto a explorar el recorrido a que lo invita el narrador.     

Wednesday, May 01, 2013

A LA INTEMPERIE, CON BOLAÑO

L'Arxiu Bolaño (1977-2003) expone la vida literaria de Roberto Bolaño  (Santiago de Chile, 1953- Barcelona, 2003) en Cataluña. El 28 de abril habría cumplido 60 años. Ese día, decenas de lectores compartieron trozos de su obra en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Bolaño, con placer, con humor y con los ojos abiertos, logró romper las leyes de la literatura convirtiéndose en ejemplo y luego...murió. "Le debemos un hígado a Bolaño", nos lo recuerda Nicanor Parra. 

un "cuerpo poético"...

"Empezamos en La Cloaca y acabamos en el Acantilado", le dice Bolaño a su amigo-escritor, Antonio García Porta, aludiendo a las editoriales de su primer y último libro de poemas, Consejos de un discipulo de Morrinson a un fanático de Joyce (en colaboración con A.G Porta) en 1978 y Tres en el 2000.

Bolaño, pasa casi toda su vida literaria en los fondos -cloaca o acantilado-, a la intemperie creando estrategias o puzzles narrativos con su inseparable poética. Allá por el año 1975, el diario El Sol de México divisa al joven poeta en un concurso en el Museo de San Carlos y lo define como "un cuerpo poético que alcanzará las estrellas que alimentan el gran libro donde quiere enterrar su grito".

...a la intemperie...

La literatura, dice Bolaño, es la que vive a la intemperie, bajo "una extraña lluvia de sudor, sangre, semen y lágrimas. Sobre todo sudor y lágrimas". También es "la que vive en la desprotección, lejos de los gobiernos y de las leyes al osar adentrarse en la oscuridad con los ojos abiertos y que los mantiene abiertos pase lo que pase". Una escritura hecha así no tiene como meta ni el elogio ni la venta. 

Esta visión de Bolaño de la literatura repele, sin concesiones, a los escritores que se afanan en las ventas con literatura facilona o con literatura de funcionarios, que buscan la respetabilidad o el reconocimiento del establishment y luego del público. Combate a los autores cuya creación es acomodaticia o de componendas.

Ya en su "adolescencia literaria", Bolaño, uno de los autores del Manifiesto Infrearrealista (1975), exhorta: "dejénlo todo, nuevamente, láncense a los caminos" y fustiga a los conformistas que padecen la enfermedad de la cordura y la sensatez, entre otros a "los artistas, que piensan que el arte se termina cuando los publican o exponen sus obras".

...agita las aguas

El catedrático catalán, José Antonio Masoliver, en un coloquio de Kosmopolis 2013, sostiene que Bolaño es un escritor que remueve las tranquilas aguas del establishment literario para buscar nuevas tradiciones y ofrecer nuevas propuestas.

Así, va a incomodar e irritar, cuando a su regreso a Chile, después de 24 años de ausencia, afirma que de la literatura chilena -propensa a la endogamia y al espaldarazo, según el escritor Alejando Zambra- había aprendido su dictado de que "no hay que darle la espalda al poder, porque el poder lo es todo" o "no luches, porque siempre serás vencido", entre otras actitudes semejantes.

Bolaño se reconoce chileno: "es mi país y punto", contesta, pero también dice que no es "su amada" patria, pues ama a la gente - las  personas concretas-, no el paisaje que lo circunda. Cuando le preguntan por la patria, Bolaño responde que es Lautaro y Alexandra, sus hijos, y los libros de todo el mundo que pueblan su cabeza y su entorno, la biblioteca.

las huellas de un escritor meticuloso y desaforado (Foto Àngels Solà)
Parra, por sobre todos

En la literatura chilena, reconoce a Nicanor Parra como el más lúcido de la isla-pasillo (así llama a Chile), y él es su "atadura telúrica literaria a Chile". Del poema parrino (Los cuatro grandes poetas de Chile/son tres:/Alonso de Ercilla y Rubén Darío/) Bolaño descubre  la enseñanza del nefasto nacionalismo, que "cae por su propio peso, como una estatua hecha de mierda que se hunde lentamente en el desierto".

La poesía del nonagenario poeta, "que me enseñó a reirme y tomar la literatura con sensibilidad y humor", pervivirá a este nuevo siglo, dice, y una muestra de su solidez es que con Parra "no ha podido ni la izquierda chilena de convicciones profundamente derechistas, ni la derecha chilena neonazi y ahora desmemoriada".

Lihn, Lira y Lemebel

Bolaño empatiza y simpatiza poética y éticamente con poetas chilenos "perdedores". Uno que lo conmueve es Enrique Lihn, el mejor poeta de la generación de los 50, dice, al escuchar la voz de su poesía, que sale  desde un "ciudadano ilustrado que cuestiona todo". Y concluye que la lucidez y libertad del poeta "le costó el estigma y anatema de una izquierda dogmática y neoestalinista" en plena dictadura pinochetista.

Rodrigo Lira, como Lihn, un hijo de la Ilustración. Se suicida por la razón y a favor de la razón y no publicó nunca. Bolaño lo recuerda paseando y leyendo poemas "con los ojos abiertos en medio de la pesadilla", haciendo "alarde de discreción: mezcla de elegancia y tristeza extremas" que lo hacían inasequible para los editores, y finalmente no perdona y arremete: "los cobardes no editan a los valientes".

Pedro Lemebel es de los valientes, de esos que sabe abrir los ojos en la oscuridad, donde nadie se atreve a entrar, dice Bolaño después de leer su prosa poética. Puede estar en el bando de los perdedores, sigue, pero la victoria que ofrece la literatura sin duda es suya. Todos le han ninguneado, porque es de los pocos que no busca la respetabilidad, sino la libertad.

"A mí no me perdonan que tenga boca; a mi no me perdonan que recuerden lo que hicieron. No me perdonan que yo no los haya perdonado", dice Lemebel. Nadie ha llegado más hondo, "es el mejor poeta de mi generación" aunque no escriba poesía, concluye Bolaño, a quien le recuerda el espíritu indomable del poeta mexicano, su amigo Mario Santiago, que es Ulises Lima en la obra maestra Los detectives salvajes.

en su cocina literaria

La tensión de Bolaño con el establishment chileno, sobre todo el literario, conecta con el malestar cultural que produce la metamorfosis de un sistema que se empeña en contener, ahogar y reprimir la creatividad, la crítica y la disidencia, y a su vez, en estimular la complacencia y las estratégias o prácticas para conseguir la respetabilidad de las instancias que manejan la política y las finanzas.

Ante esa situación, Bolaño sale a combatir movido por su ética y su experiencia personal. Él cree que el escritor de alta literatura se adentra en la oscuridad con los ojos abiertos y los mantiene abiertos pase lo que pase. Él experimenta que a su edad, su obra crece y siente la frustración de que, a sabiendas que es mejor que la mayoría, tenga grandes dificultades para vivir y publicar.

Pero el escritor es un guerrero en su cocina literaria y, herido, al ver como otros autores y novelas menores que las suyas triunfan, planta cara con ironías, cuando es suave y ataca con todo, cuando es duro.