Tuesday, January 20, 2009

FREI Y RECABARREN

La Verdad tiene su Hora, tituló uno de sus libros Eduardo Frei Montalva en 1955. Un enunciado que se indentifica con el anuncio de la próxima aparición -o cierre- de la investigación que lleva el juez Alejandro Madrid y que llevará como rótulo: Proceso por Homicidio de Eduardo Frei Montalva.

Exhibidas las evidencias del crimen por envenenamiento contra el ex Presidente de la República a través del programa Informe Especial de TVN (2006), acotadas las pruebas de inoculación, por terceras personas, de sustancias químicas a su cuerpo enfermo, como lo acreditan informes técnicos ya en poder del juez, sólo falta establecer la identidad de los autores y de quienes indujeron u ordenaron su ejecución.

No obstante, se sabe que la operación de darle muerte fue obra de agentes del estado de la dictadura y que la investigación, como lo ha señalado el abogado de la familia: “está centrada en la Dirección de Inteligencia del Ejército”. El juez tiene una lista de nombres de sospechosos, entre otros, el que entregara personalmente el ex Mayor de Ejército, Carlos Herrera -autor del crimen de Tucapel Jiménez al mes siguiente de la muerte de Frei- a uno de los yernos del ex Presidente.

La hora de la verdad se aproxima. A días de la conmemoración de los 27 años del homicidio, el Presidente de la Corte Suprema le encomienda al juez Madrid dedicación exclusiva a esta causa. Éste, a su vez, dictamina secreto del sumario, luego de recibir pruebas que acreditan la acción de terceros. El virtual candidato presidencial de la Concertación, Eduardo Frei Ruiz-Tagle insta a que oficiales o suboficiales del Ejército, hoy retirados, cuenten la verdad.

En este contexto, el comandante en jefe del Ejército, general Óscar Izurieta tiene el valor de admitir la eventualidad de que el juez pueda determinar que miembros del Ejército hayan intervenido en la muerte del Presidente Frei Montalva, lo que sería muy lamentable, junto con condenar un acto totalmente repudiable y actuar en consecuencia en el momento oportuno.

Este 22 de enero, alrededor de la imagen erguida de Frei Montalva, en la plaza de la Constitución, los asistentes seguirán exigiendo verdad y justicia en vez de ceder a los que instan a dar vuelta la página. El homicidio del fundador de la Democracia Cristiana y ex Presidente de Chile tuvo el mismo sentido que el de Orlando Letelier y Carlos Prats y el atentado a Bernardo Leighton: eliminar a potenciales líderes que pudieran encabezar alternativas políticas al régimen dictatorial.

Aún más, Eduardo Frei Montalva, envenenado en su lecho de enfermo, como Luis Emilio Recabarren González, detenido por agentes de la Dina y desaparecido, pertenecen a la misma familia de chilenos: los que murieron en manos de uniformados y civiles por sus ideas y su compromiso social y político.