Sunday, November 12, 2006

¿ES CHILE UN PAIS CORRUPTO?


Qué difícil parece ser hablar en forma serena cuando hay denuncias sobre apropiación indebida de dinero, mas cuando de por medio hay prominentes hombres de la política, de los negocios o de cualquier esfera pública o privada que constituye el "poder establecido". Es tal el griterío que se produce que los ciudadanos poco o nada entienden, pero sí en forma espontánea se coloca en sus mentes el adagio: "si el ruido suena es porque piedras trae".

Los medios de comunicación, por lo general, en vez de procurar una entrega que produzca más claridad y entendimiento en los ciudadanos, prefieren cautivarlos con un espectáculo, semejante a los que concitan riñas en espacios públicos como hemiciclos, estadios, calles...

Informar en estos casos no es fácil, se requiere competencia, habilidad y sobre todo buenos informantes, pero también una mirada más amplia que dé cuenta de las condiciones del ambiente sociopolítico en que suceden las denuncias de corrupción que afectan a personas vinculadas al poder. En esto último cabe leer la columna de Patricia Verdugo aparecida en El Mostrador el 10 de Noviembre pasado.

Si en Chile hay corrupción sería absurdo decir que no. Si Chile es un pais corrupto ya eso parece discutible, depende que se quiera decir. Si el sistema que lo rige, si los gobiernos u otros poderes del Estado o un número significativo de privados. La corrupción está vinculada a valores que dan sentido a los sistemas, las políticas y las personas y a si los sistemas son más o menos cerrados o susceptibles de un mayor o menor control de sus actos por parte de los ciudadanos.

Es notorio que el dinero se ha convertido en una medida con que se mide el éxito, la fama e incluso la felicidad, por la capacidad de acceder a bienes que producen placer. La persona que logra más riqueza en un tiempo breve, se le considera un modelo a imitar; semejante consideración logra un país que logra exhibir un notable crecimiento en un corto plazo. Menos importante o se subordinan a los deslumbrantes resultados los impactos directos o colaterales que significaron conseguirlos.

Desde el empleador que soslaya el pago de las imposiciones a los trabajadores, pasando por el funcionario que cobra comisiones (u otras prebendas) en un negocio con un tercero, hasta el particular que usa innovadoras modalidades para cometer un robo a otro particular. Todos ellos, en sus medios, van a mostrar el símbolo que atraerá la atención de la familia, de los amigos, de los pares, de los acreedores o del sistema mediático, según sea el caso.

El sistema político y mediático en estos 17 años han marcado una tendencia a proteger o aminorar efectos no deseados por denuncias o evidencias de corrupción, como ha sucedido en los tres primeros gobiernos de la Concertación con la venta de empresas públicas en el último año de la dictadura, o los "pinocheques", o los sobresueldos, o el MOP-Gate, a diferencia del Caso Riggs que provino de una investigación de una Comisión del Senado de Estados Unidos, lo que significó que el ex dictador Pinochet, para la gran mayoría de sus partidarios haya pasado ser de un líder salvífico a ser alguien incómodo, innombrable.

4 comments:

Anonymous said...

Notable articulo

Anonymous said...

El tema de la corrupción, de la manera ke comienza a ser presentado, podría ser incorporado a gran parte de la "intachable" élite del siglo XIX. El problema es si, pese al tamaño del problema, debe ser entendido como algo casi idiosincrático.

Anonymous said...

Pablo:
A propósito de tus palabras acerca de la corrupción en Chile, ya sabes que sobre ese tema hemos conversado en muchas ocasiones. Una de las conclusiones que hemos sacado es que el mal uso de recursos públicos y privados ha entrado fuertemente en nuestro país. Hoy es ya un hàbito, pero como la hipocresía es otra de las características de Chile, entonces encubrimos y aminoramos el problema del robo, de la mentira, del meter las manos donde no debemos.
Ahora bien, respecto a lo que ha sucedido en Chiledeportes, tema del que también hemos compartido muchas ideas, no nos puede sorprender los hechos que se destaparon el 18 de octubre pasado.
La historia de malversación de fondos en la ex Digeder y en Chiledeportes es larga. No me remitiré al período del dictador Pinochet, porque en esos 17 años, los robos y los asesinatos eran pan de casi todos los días. Ese sistema inculcaba una cultura que se alimentaba de esos y otros perniciosos rasgos.
Lo más grave, sin embargo, es que en democracia, la Concertación haya hecho un mal uso constante, con pocas excepciones, de los recursos públicos provenientes de los dineros fiscales dedicados por el Estado a la actividad física y al deporte.
¿Responsables? Muchos líderes y dirigentes de casi todos los Gobiernos de la Concertación. Sin embargo, lo más lamentable ha sido la ceguera y el poco interés en los distintos Presidentes en colocar gente idónea en los cargos máximos de esta institución.
Un ejemplo claro de lo anterior es el caso del señor Ernesto Velasco, quien dirigió Chiledeportes desde marzo de 2003 a enero de 2005. Casi dos años en que este caballero trabajó sobre la base de la mentira y el engaño,ofreciendo regalías a muchos y no cumpliendo con casi nadie, pasando a llevar acuerdos del Consejo Nacional del Deporte y asignando dinros en forma arbitraria y antojadiza. Las autoridades debieran averiguar muy bien qué pasó con las platas de Chiledeportes entregadas para la Copa del Mundo de Gimnasia, evento hecho en La Serena el 2004. Allí se podrán hallar con muchas sorpresas.
Este señor Velasco usó mal los viáticos que le correspondían por ir a los Juegos Olímpicos de Atenas el 2004. Debía devolverlos en forma expedita, cuestión que recién hizo ahora, hace menos de un mes, cuando debió pensar que ante los problemas de Chiledeportes, podrían sacar a flote varios de los males que generó en esta institución.
La lección más importante de esta nueva crisis en Chiledeportes debiera ser que para el futuro, esta Institución tendría que ser gobernada por personal que llegue a ese cargo por consurso, al menos hasta la línea número dos en la línea de mando.

Natho47 said...

El problema no es sólo Chiledeportes,esta forma de entender la política está peligrosamente difundida en toda la red del Estado.No será fácil extirpar este cancer si es que ello se puede.